El Pórtico del Paraíso de la Catedral de Ourense: estudio histórico e iconográfico

Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga

Varios años antes de que el destino me situase laboralmente en Ourense, las excursiones a la ciudad de As Burgas ya se repetían al menos una o dos veces al año, por lo mucho que las disfrutaba. Siempre existía un motivo para escaparse a ella: visitar la exposición temática del reino suevo, leer «A Esmorga» por las calles de su casco antiguo, o realizar un reportaje sobre la historia del termalismo en la capital —y de todas estas experiencias ha quedado huella, por suerte, en este blog, para que me siga emocionando al revivirlas—.

Recuerdo que en ese enamoramiento profundo tuvo mucho que ver el Pórtico del Paraíso de la catedral de Ourense, durante una primera escapada en edad adulta, hace aproximadamente unos diez años. Parece mentira que me cogiese por sorpresa la existencia de semejante joya, pero así fue. Durante la visita al templo quedé fascinada con el grupo escultórico que, a semejanza de su homólogo compostelano —el Pórtico de la Gloria—, desde el siglo XIII recibe a los visitantes que atraviesan la puerta principal del conjunto dedicado a San Martiño.

Ha transcurrido más de una década desde aquella primera visita, la etapa laboral orensana ha concluido, y sin embargo, en mariaberini.es seguía sin publicar un reportaje específico sobre el Pórtico del Paraíso. Semejante falta a pesar de que algunas de las fotografías que aquí incluyo son de mis favoritas… Saldo por fin esta deuda con una entrada que, precisamente, preparé hace unos días desde tierras orensanas, emulando el que fue uno de los planes habituales durante mi exilio: pasar la tarde estudiando patrimonio gallego en la maravillosa Biblioteca Nós.

Un confuso urbanismo arrincona la catedral

LA CATEDRAL DE SAN MARTIÑO DE OURENSE

Siempre repito la misma idea cuando hablo del valor de la catedral de Ourense. No es fácil apreciarlo, ni mucho menos entender sus similitudes con respecto a la gran catedral de Santiago de Compostela: mientras que el románico de esta última se presenta disfrazado por monumentales fachadas de estilos posteriores, pudiendo observar su grandiosidad gracias a las espaciosas plazas abiertas a su alrededor, la catedral de Ourense mantiene su primigenio aspecto medieval, sin grandes portadas, escondida entre un confuso urbanismo que imposibilita efectos impactantes en quien la observa. Quizá por eso, visitarla por dentro y toparse súbitamente con el Pórtico del Paraíso genera ese efecto sorpresa que yo viví, y que se suele mencionar en las guías turísticas y monográficos académicos.

La catedral carece de fachadas monumentales y grandes plazas

Un breve repaso a su historia nos lleva hasta 1188, año de su consagración y momento en el que tiene lugar el depósito de las reliquias de San Martín de Tours, advocación principal del templo y patrono de la ciudad. Según Valle Pérez, las obras debieron iniciarse en 1180, diferenciándose dos etapas constructivas: 1) Una primera en la que se levanta la cabecera, el transepto y parte de las naves; 2) Una segunda, ya en pleno siglo XIII, cuando se ejecuta la fachada occidental y, por consiguiente, el Pórtico del Paraíso. Otros autores prefieren diferenciar tres etapas, coincidentes con los mandatos de tres obispos, pero, en todo caso, la temporalización seguiría coincidiendo con los siglos XII y XIII.

Detalle del arco central del Pórtico del Paraíso

La construcción de la catedral de Ourense estuvo siempre subordinada y a la sombra de la catedral de Santiago de Compostela. De hecho, es tal la influencia que ejerció la sede apostólica sobre la de Ourense, que se considera a ésta el primer núcleo receptor del estilo marcado por el Maestro Mateo. El influjo compostelano se extendió más allá de lo histórico-artístico: fue capitular —a nivel organizativo—, litúrgico —semejanzas en los oficios— e incluso constructivo —puesto que en ambas el desnivel del terreno exigió importantes soluciones técnicas—.

Las reformas más significativas fueron las sufridas durante el siglo XVI y siguientes, como iremos explicando a cuento de nuestro protagonista, el Pórtico del Paraíso. Importante es mencionar también el ambicioso proyecto, que ya durante el siglo XX, pretendía devolver la majestuosidad a la sede orensana. El famoso arquitecto Antonio Palacios proyectó una gran apertura para la plaza de San Martín, junto a la fachada principal, derrumbando edificios y construyendo o remodelando bajo parámetros historicistas. De dicho proyecto tan sólo se ejecutó la gran escalera que une la plaza con la puerta de acceso al templo, durante los años 20.

Aspecto actual de la entrada a la catedral, tras la construcción de la escalinata en los años 20

EL PÓRTICO DEL PARAÍSO: CONSIDERACIONES GENERALES

Para salvar el desnivel existente en el límite occidental se crearon espacios subterráneos. Era en este punto donde las variaciones de terreno se presentaban más pronunciadas, convirtiendo la construcción de la fachada y el pórtico en una obra muy exigente, puesto que justo ahí se debía levantar, por ser acceso principal, la cara más noble. La solución resultó ser una base de pilares unidos por arcos y compartimentos con bóveda de cañón —algunos de ellos macizados durante el siglo XIX por problemas de estabilidad—.

Románico en el interior de la catedral

Como ya hemos mencionado, el Pórtico del Paraíso se levanta en pleno siglo XIII, durante una segunda etapa constructiva del templo. Un gran número de autores lo presuponen inacabado, de ahí la variedad de modificaciones que sufre posteriormente, entre las que podemos mencionar: el abovedamiento del siglo XVI, a base de nervios, terceletes, etc.; la policromía, también de siglos modernos; o los dos altares en los muros laterales. La ausencia del tímpano central lanza un interrogante: ¿se modificó o nunca se llegó a ejecutar?

La principal fuente para el estudio del Pórtico del Paraíso es su homólogo compostelano, el Pórtico de la Gloria, verdadero modelo que se trató de copiar en la sede orensana, aunque con un resultado artístico de menor naturalidad y riqueza iconográfica. Aunque el ejemplo a seguir fuese el Pórtico de la Gloria, la falta de coherencia en ciertos aspectos con respecto al modelo compostelano se ha venido interpretando como el resultado de la búsqueda para Ourense de una obra sorprendente y de mayor grandilocuencia —competiciones y rivalidades entre sedes eran típicas en la Europa de su tiempo—.

Parteluz del Pórtico del Paraíso, con la imagen de Santiago el Mayor

ESTUDIO ICONOGRÁFICO DEL CONJUNTO

No podemos afirmar que el aspecto actual se corresponda con exactitud al medieval, puesto que sabemos que durante las intervenciones renacentistas se realizaron modificaciones que afectaron incluso a las medidas de algunos arcos. También se vio afectada la decoración fantástica, a base de monstruos, por ejemplo, hoy menos perceptible. Y un dato sorprendente: la imagen que preside el parteluz no pertenecía al conjunto escultórico, sino que procedía de un altar menor del templo. Fue trasladada al Pórtico del Paraíso durante el siglo XIX, y representa a un Santiago el Mayor.

Aún con todo, el estudio iconográfico se podría explicar del siguiente modo.

1. Apostolado y profetas

Los soportes de todo el frente en la triple portada se decoran con estatuas-columna representando imágenes de profetas y miembros del colegio apostólico. Conforman dos grupos de nueve figuras a izquierda y derecha del arco central. Presentan menor naturalidad y ropaje más acartonado que sus homólogos compostelanos, y también menos recursos efectistas. Pero la diferencia más notable es que en el pórtico orensano están coronados con nimbos avenerados. De izquierda a derecha, las figuras son las siguientes:

– Oseas y Malaquías, barbados y con cartelas en las manos

– Ezequiel, Habacuc y un imberbe de difícil identificación

– Jonás, Daniel, Jeremías e Isaías, en el cuerpo central. Un dato curioso es que Isaías aparece representado como Moisés, y Jeremías como el propio Isaías. La explicación podría ser que el maestro auriense no tuvo cuidado en la identificación de los personajes, o que el canónigo encargado de supervisar los trabajos contaba con pocos conocimientos.

– San Pedro, San Pablo, Santiago y San Juan, bien caracterizados: el primero con las llaves y el hábito pontifical; el segundo apoyado en una bestia híbrida, el tercero con su cartela y representación típica de obispo compostelano; y el último, imberbe, posado sobre un águila, sujetando un libro donde podemos leer el primer versículo del prólogo de su Evangelio.

– San Mateo y San Andrés, con sus nombres grabados en el libro y en el nimbo respectivamente; más otros 3 sin identificar, pues no presentan rasgos distintivos y portan el libro cerrado. Dos de ellos están apoyados sobre seres monstruosos.

Todas las figuras, excepto las mencionadas, se apoyan en brotes vegetales. Los capiteles que rematan las columnas cuentan con motivos fitomorfos y fauna fantástica. No parecen tener intención narrativa excepto cuatro —¿la escena de Sansón?, por ejemplo—. También merece la pena mencionar el capitel del parteluz, pues se tallaron en sus cuatro caras las tentaciones de Cristo.

Profetas y Apóstoles en las colunmas del conjunto

2. Las arquivoltas

En la triple portada se diferencian, lógicamente, tres arcos:

– El ARCO IZQUIERDO. Presenta brotes vegetales, sin las figuras coronadas que sí surgen en el pórtico de la catedral de Santiago.

– El ARCO CENTRAL. Representa la escena apocalíptica de los 24 ancianos en los momentos previos a entonar el cántico nuevo con sus instrumentos. No hubo previsión y, por eso, en los arranques de los arcos están holgados, mientras que con las figuras centrales hay mayor aglomeración. Semeja un banco corrido al estar en postura sedente sobre la moldura única del perfil del arco. Los instrumentos presenten son de viento, salterios, arpas, violas, cítaras y zanfonas. Como curiosidad, el quinto por la derecha parece no llevar instrumento.

– El ARCO SUR. Se trata de una representación del Juicio Final, con los justos y los réprobos, además de un Cristo coronado. Los justos, vestidos con túnicas, caminan hacia el Paraíso. Los réprobos son castigados por serpientes. También aparecen cuatro demonios imponiendo castigos a personajes devorados, estrangulados o pisoteados. Un dato curioso es el siguiente: el avaro es ahorcado con la bolsa del dinero colgado de su cuello.

Los 24 ancianos del Apocalipsis, tocando sus instrumentos

3. El coro angélico

Los soportes destinados a sostener la bóveda también forman parte del programa iconográfico. Están situados en las enjutas de la arquería interna y externa. Sobre los capiteles de los pilares aparecen figuras resucitadas y, sobre éstas, ángeles custodios de ánimas, con las alas desplegadas —recurso seguramente utilizado como elemento de ligazón—. En los soportes de la cara interna aparecen más ángeles, estos en actitud orante, sin resto alguno de repolicromía. En los cuatro ángulos del pórtico se representan otros ángeles adicionales, trompeteros, observándose un tratamiento de los paños más complejo que en el resto.

El abovedamiento del Pórtico se ejecutó en el siglo XVI

BIBLIOGRAFÍA

  • CARRERO SANTAMARÍA, E. (2000). El Pórtico del Paraíso de la Catedral de Ourense. Ourense: Grupo Francisco Moure

Cimborrio de la catedral de Ourense

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