7 obras maestras y otras claves de la Semana Santa sevillana

Texto: María Berini Pita da Veiga

Fotografías: María Berini Pita da Veiga / Otras fuentes

«El que la sigue, la consigue», reza el refrán. En mi caso, después de muchos años siguiendo la Semana Santa de Sevilla por televisión y otros medios, por fin puedo decir que la he vivido en persona. Ninguna ciudad se entrega en cuerpo y alma a la Semana de Pasión como la capital hispalense: decenas de hermandades, miles y miles de nazarenos, músicos y, sobre todo, público en sus calles, viven con fervor, cada día, de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, las diferentes estaciones de penitencia –procesiones–.

«Sevilla. Los nazarenos», Joaquín Sorolla (1914)

La Semana Santa es una celebración religiosa, y así debe vivirse –como bien me recuerda mi amigo J.–, pero lo cierto es que alrededor de este acontecimiento, especialmente en Sevilla, nos encontramos con numerosas manifestaciones patrimoniales, en forma de música, escultura, orfebrería, etc. La finalidad de esta entrada es resumir las claves de esta festividad y poner en valor la maravillosa imaginería española durante el Barroco, ya que muchos de los pasos que procesionan esta semana por las calles de la capital andaluza son obras maestras de la Historia del Arte. Pero comencemos por el principio.

Panorámica de Sevilla desde «Las Setas»
Arco y Basílica de La Macarena en Sevilla

La imaginería española durante el Barroco: escultura al servicio de Dios

A estas alturas ya todos sabemos la influencia que la Contrarreforma ejerció sobre el Arte, especialmente en España, durante el siglo XVII y parte del XVIII. Es por ello que el arte barroco es eminentemente religioso: escenas de la vida de Cristo, de la Virgen y de un buen número de Santos aparecen reflejadas en los lienzos de Murillo, Zurbarán o Velázquez; se construyen o reforman grandes templos y catedrales; y, como manifestación casi propia de nuestro país, los talleres escultóricos alcanzan su máximo apogeo artístico en la llamada imaginería. Toda la fuerza plástica del Barroco se pone al servicio del mensaje de la Iglesia conciliar, tratando de deslizar en el alma del espectador mensajes devotos y doctrinas morales. Los temas elegidos son el arrebato del éxtasis, las visiones celestes, el suplicio sangriento, la renuncia mundana y la ansiedad espiritual. Pero no sólo encontramos una explicación religiosa a este fenómeno: desde la perspectiva científica del siglo XVII, «ver» es la manera de comprender el mundo –son los tiempos de filósofos como Descartes–. Es por ello que a través de la visión de la obra artística se pretende conmover al espectador y fijar en él unas determinadas ideas o mensajes.

Detalle del Cristo Yacente de Gregorio Fernández, en el Museo Nacional de Escultura

Con precedentes durante el Renacimiento de la talla de Alonso Berruguete o Juan de Juni, la escultura barroca en España florece con particular tino durante el siglo XVII. Las obras se realizan en madera, a través de un laborioso proceso artístico que culmina con la policromía, especialmente con la compleja técnica del estofado. El destino final de las obras era su exposición en los templos –por ejemplo, en los retablos– pero, sobre todo, los pasos procesionales de Semana Santa.

La famosa Piedad de Gregorio Fernández en el Museo Nacional de Escultura

A la hora de estudiar el legado de los imagineros españoles se suelen diferenciar dos escuelas o focos artísticos: la escuela castellana y la escuela andaluza, que explicaremos a continuación, sin olvidar otros puntos importantes como Murcia o las Islas Canarias, donde desarrollaron su carrera Francisco Salzillo y José Luján respectivamente.

La escuela castellana, cuyo principal núcleo creativo fue Valladolid, tiene como máximos representantes al archiconocido Gregorio Fernández y su sucesor Andrés Solanes, Francisco del Rincón, o Juan de Ávila y su hijo Pedro. Para conocer el legado de esta escuela nada como visitar el impresionante Museo Nacional de Escultura de Valladolid, un espacio expositivo tremendamente especial gracias a su espectacular colección y al escenario donde se encuentra situado, el Colegio San Gregorio. Siguiendo este enlace podéis ver la entrada que le dedicamos en el blog.

La escuela andaluza, repartida entre las ciudades de Sevilla, Granada o Málaga, nos legó artistas de primer nivel como Martínez Montañés, Alonso Cano, Pedro de Mena, Pedro Roldán y su hija Luisa, o Juan de Mesa. Diferentes iglesias y museos exponen las obras de estos escultores, como el Museo de Bellas Artes de Sevilla o el Hospital de los Venerables-Centro Velázquez.

Colegio San Gregorio: la espectacular sede del Museo Nacional de Escultura de Valladolid

Un resumen de la Semana Santa sevillana

Más de 40 hermandades realizan su estación de penitencia desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección. Algunas de ellas procesionan durante más de 12 horas, superando la cifra de los 4.000 nazarenos. Cada Hermandad tiene su día asignado y realiza un recorrido de ida y vuelta a su sede, siendo obligatorio su tránsito por la llamada CARRERA OFICIAL para entrar en la Catedral. Sin duda, la jornada más especial de la Semana Santa sevillana es la conocida como Madrugá, la noche del Jueves al Viernes Santo. En La Madrugá realizan estación de penitencia algunas de las Hermandades más veneradas, como El Gran Poder, La Macarena, la Esperanza de Triana o Los Gitanos.

Su composición, de manera muy sintetizada, suele ser la siguiente. La llamada CRUZ DE GUÍA abre recorrido, generalmente acompañada de una banda, juvenil o de menor número de músicos. A continuación procesionan los nazarenos, divididos en tramos, hasta llegar a la CRUZ, el primer paso cuyo protagonista es Jesucristo, corriendo su música a cargo de una banda de tambores y cornetas. Tras este, otro buen número de nazarenos –algunos de ellos penitentes, cargando una cruz– recorre las calles de la ciudad hasta que llega el llamado PALIO, el segundo y último paso de la Hermandad, una advocación mariana acompañada de una banda de música al completo. Entre el paso de la cruz de guía y el palio suelen transcurrir unas 3 horas. Los encargados de portar cada paso son los costaleros, dirigidos por el capataz. Cada desplazamiento entre la levantá –subida– y la arriá –bajada– se conoce como chicotá. Antes de cada levantá, el capataz dirige un mensaje a los costaleros –la llamá–, avisados a golpe de martillo, y la frase final siempre es «¡Al cielo con ella!» o «¡A esta es!». En algunas paradas, el paso recibe un canto especial desde los balcones, las llamadas saetas.

Capilla de los Marineros, sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana
Todas las hermandades han de recorrer la Carrera oficial hasta la Catedral de Sevilla

Obras maestras de la imaginería española en la Semana Santa de Sevilla

1.- Nuestra Señora de la Esperanza Macarena (Anónimo)

Titular de la Hermandad de la Macarena, cuya sede está en la basílica que lleva su nombre, la Esperanza Macarena es una de las imágenes más veneradas de Sevilla, y realiza estación de penitencia durante La Madrugá. Se trata de una obra anónima fechada a finales del siglo XVII. Está realizada en madera de pino y ciprés y su altura es de unos 175 cm aproximadamente. Dentro de los diferentes tipos de escultura, la Virgen de la Macarena es de candelero, es decir, está pensada para ser vestida, y es por ello que cuenta con diferentes mantos que son verdaderas obras maestras del bordado, así como distintas joyas. Sus manos quedan visibles, portando en ellas un pañuelo y un rosario. Lo que más llama la atención de esta obra es el rostro: vale la pena observarlo con calma, pues es tal su expresividad que es inevitable que conmueva al espectador. Nunca olvidaré haber vivido su salida desde primera fila, junto al Arco de la Macarena.

La Virgen de la Macarena en su camarín de la Basílica
La Macarena vestida para la Madrugá en su palio *Fuente: Diario de Sevilla

2. Nuestro Padre Jesús del Gran Poder (Juan de Mesa)

Nada más y nada menos que al siglo XV se remontan los orígenes de la Hermandad del Gran Poder. Su titular, conocido como el Señor de Sevilla por la especial devoción que suscita en la ciudad, es Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Atribuida originalmente a Martínez Montañés, las tesis actuales apuntan a que es obra de Juan de Mesa. Se trata de una escultura realizada en madera de cedro, de grandes dimensiones –supera los 180 cm de altura–, completamente tallada y cuyos brazos articulados permiten disponerlo maniatado o con la cruz a cuestas. La expresividad del rostro es sobrecogedora. Además, el hecho de que procesione sin acompañamiento musical, en absoluto silencio, durante La Madrugá, le dota de mayor carga emocional. Tuve la suerte de presenciar su paso en la estrechísima calle Gravina, por lo que pude observar su rostro muy de cerca. Inolvidable.

El paso de El Gran Poder *Fuente: web oficial de la Hermandad
El rostro de Jesús del Gran Poder *Fuente: Cadena Ser

3. Santísimo Cristo de las Tres Caídas (Marcos Cabrera)

Probablemente una de las imágenes más antiguas de la Semana Santa de Sevilla sea el titular de la Hermandad de la Esperanza de Triana. El Cristo de las Tres caídas, cuya sede es la Capilla de los Marineros en el barrio de Triana, es una talla en madera policromada, fechada en el primer tercio del siglo XVII. La atribución es controvertida, aunque en la actualidad la teoría mayoritaria apunta a Marcos Cabrera. Se trata de una escultura, como venimos diciendo de las demás, de madera policromada, aunque de dimensiones menores con respecto a las ya comentadas, pues ronda los 120 cm. A pesar de su antigüedad, se conserva en perfecto estado, gracias a las importantes restauraciones acometidas en los dos últimos siglos. La ciudad de Sevilla le tiene especial devoción, y, su estación de penitencia, durante La Madrugá, es absolutamente única debido a la particular forma de andar del paso y a la magnífica banda de cornetas y tambores que lo acompaña. Verlo y escucharlo fue, sin lugar a dudas, de los momentos más especiales de la semana.

Cristo de las Tres Caídas en la Capilla de los Marineros de Triana
Paso del Cristo de las Tres Caídas *Fuente: Esperanza de Triana

4. Nuestro Padre Jesús de la Pasión (Juan Martínez Montañés)

Ya tardábamos en hacer mención al imaginero andaluz por excelencia, Juan Martínez Montañés. Incuestionable es su autoría del Jesús de la Pasión, titular de la hermandad que lleva su nombre, la cual realiza estación de penitencia en Jueves Santo. Se trata de una escultura de comienzos del siglo XVII, por tanto de las más antiguas de la semana santa hispalense. Está tallada de forma completa en madera, aunque pensada para vestir, ya que algunos puntos se presentan desbastados. Los hombros y codos son articulados, para poder encajar la cruz que porta, y aquellas partes que asoman –como cabeza, manos o pies– están trabajados al detalle.

Jesús de la Pasión *Fuente: Hermandad de la Pasión
Paso de Jesús de la Pasión *Fuente: Cadena Ser

5. María Santísima de la Estrella (Luisa Roldán)

En el año 2010, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) corrigió la atribución tradicional de esta Virgen a Martínez Montañés. En la actualidad, se apunta a que María Santísima de la Estrella es obra de Luisa Roldán, escultora conocida como «La Roldana». Se trata de una representación de la Dolorosa, escultura de candelero, tallada en madera de ciprés y de unos 168 cm de altura. En perfecto estado de conservación, a pesar de no haber sido casi restaurada, sobresale la talla de sus manos. La Virgen de la Estrella, titular de la hermandad que lleva su nombre, realiza estación de penitencia el Domingo de Ramos, primer día de pasión en la capital hispalense.

Virgen de la Estrella *Fuente: Diario de Pasión
La Virgen de la Estrella en su palio *Fuente: Hermandad de la Pasión

6. Santísimo Cristo de la Expiración (Francisco Ruiz Gijón)

Atribuido al escultor Francisco Ruiz Gijón, este Cristo crucificado, representado en el momento de su muerte, es una de las imágenes más famosas de la Semana Santa de Sevilla y una verdadera obra maestra del barroco. Su paso realiza estación de penitencia el Viernes Santo, con la Hermandad de El Cachorro, ubicada en el barrio de Triana. La obra está realizada en madera de cedro, llegando a los casi 190 cm de altura. Fue realizada en las últimas décadas del siglo XVII, siendo restaurada en varias ocasiones, especialmente tras los daños que sufrió en el incendio de 1973. Ruiz Gijón despliega toda su maestría en la mirada, el tórax hinchado y los músculos tensos, captando el momento justo de la expiración. Pero, si algo sobresale, es el paño de pureza, donde podemos apreciar los rasgos del arte barroco en su máxima plenitud. El particular nombre de este Cristo, según la leyenda, se debe a que el autor se inspiró en el rostro de un gitano conocido con el apodo de «El Cachorro».

El Cachorro en su paso procesional *Fuente: Hermandad del Cachorro
Rostro del Cristo de la expiración *Fuente: Diario de Sevilla

7. Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo (Pedro Roldán)

A mediados del siglo XVII, el famoso escultor Pedro Roldán ejecuta el Cristo del Descendimiento, titular de la Hermandad de la Quinta Angustia, la cual realiza estación de penitencia en Jueves Santo. Este Cristo, representado en el momento en que es retirado de la cruz, es una obra barroca en todo su esplendor por sus grandes efectos: asimetría, contorsión abdominal, movimiento del cabello, la flexión de las extremidades, etc. Los expertos destacan también el realismo de la policromía, pues se refleja incluso la hipóstasis consecuencia de haber fallecido en posición vertical.

Cristo del Descendimiento *Fuente: Hermandad de la Quinta Angustia
Paso del Cristo del Descendimiento *Fuente: ABC de Sevilla

Se viven días intensos y agotadores en las calles de la capital hispalense, pero sin duda vale la pena acercarse hasta ella. Vivir la Semana Santa sevillana fue una experiencia irrepetible de esas que dejan un recuerdo imborrable en la memoria. Si queréis saber otros lugares destacados de Sevilla desde un punto de vista patrimonial, podéis leer la entrada que le dediqué a cuento del Año Murillo.

La Giralda entre tejados. Año 2018
Callejear por el barrio de Santa Cruz, el mejor colofón

CXXX (La Saeta)

¿Quién me presta una escalera,

para subir al madero,

para quitarle los clavos

a Jesús el Nazareno?

Saeta popular

¡Oh, la saeta, el cantar

al Cristo de los gitanos,

siempre con sangre en las manos,

siempre por desenclavar!

¡Cantar del pueblo andaluz,

que todas las primaveras

anda pidiendo escaleras

para subir a la cruz!

¡Cantar de la tierra mía,

que echa flores

al Jesús de la agonía,

y es la fe de mis mayores!

¡Oh, no eres tú mi cantar!

¡No puedo cantar, ni quiero

a ese Jesús del madero,

sino al que anduvo en el mar!

ANTONIO MACHADO. «Campos de Castilla» (1912)

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