Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga
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Una de mis temáticas favoritas a la hora de viajar por Galicia es, junto a los castros, los monasterios. Por suerte, Galicia los atesora por decenas: cistercienses, benedictinos, de clarisas… En el 2014 empezaron a rondar por mi cabeza bastantes ideas sobre cómo promocionar este patrimonio de valor incalculable. A día de hoy me falta poco para terminar un ‘proyecto’, por así llamarlo, sobre mis monasterios favoritos, con el que estoy muy ilusionada.
En diciembre del 2015, aprovechando uno de los festivos, hicimos una excursión por el oeste de la provincia de Ourense. Melón, Ribadavia y San Clodio fueron nuestras paradas.
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Hojas sumergidas en agua. Melón, Ourense
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En el Ayuntamiento de Melón nos encontramos con uno de los monasterios cistercienses, a mi juicio, con más encanto: el Monasterio de Melón. Se encuentra con total facilidad y no hay problema para aparcar el coche. En la actualidad tan sólo permanece activa la Iglesia y el cementerio contiguo. El resto de dependencias del antiguo monasterio del Císter se encuentran abandonadas, en proceso de recuperación. El entorno, como el de todos los monasterios de esta orden, se rodea de naturaleza. El paseo por las ruinas ha sido uno de los más bonitos y a la vez misteriosos que hemos hecho por Galicia. Se puede pasear por los antiguos claustros e incluso, subiendo las escaleras de unos de ellos, en un nivel superior, apreciar cómo eran otras dependencias de hospedería. Las fotos hablan por sí solas.
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Iglesia del antiguo Monasterio de Melón
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Restos del Claustro del Monasterio de Melón
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Entorno natural alrededor del Monasterio de Melón
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Ruinas. Monasterio de Melón
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A escasos 10 kilómetros de Melón se encuentra Ribadavia, famosa por sus viñedos. Se trata de una población a orillas del río Avia, prácticamente en su desembocadura en el Río Miño, del que es afluente. En ella se pueden visitar interesantes monumentos. Destaca el Castillo de los Condes de Ribadavia (la actual construcción data del siglo XV, aunque se pueden apreciar restos de siglos anteriores) y el Convento de Santo Domingo (de estilo gótico). Pasear por el Barrio Judío (el casco histórico está muy bien conservado) es otro de los planes perfectos que ofrece Ribadavia. Lo completan algunas iglesias interesantes (como la de Santiago o la de San Juan, románicas) y los restos de la antigua muralla, visibles en varios tramos.
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Hojas junto al Convento de Santo Domingo. Ribadavia
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Muralla. Ribadavia
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Terminamos nuestra excursión en el Monasterio de San Clodio, en el Ayuntamiento de Leiro (a 11 kilómetros de Ribadavia), hoy convertido en un hotel de cuatro estrellas. La Iglesia, gótica, continúa funcionando como tal y es frecuente que allí se celebren bodas. Ya era bastante de noche cuando llegamos, por lo que nos lo encontramos cerrado. Aún así pudimos tomar algunas fotografías y disfrutar de los alrededores que, como se puede ver, son preciosos.
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Plaza junto al Monasterio de San Clodio
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Iglesia. Monasterio de San Clodio
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