Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga
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Llevaba varios meses resistiendo la tentación de emprender una aventura de las mías viajando de nuevo por el Cantábrico, después de la experiencia de aquella Ruta Norte en 2016. Pasaban los días y yo cada vez más tentada, en un tris de coger la mochila y subirme a un autobús, porque motivos había de sobra, con varias rutas pendientes: la de Pereda en Cantabria, la de Galdós en Santander y también la de Eskorbuto en Bilbao. Pero es que, además, inmersos como estamos en pleno Año Sorolla, podía finalizar el recorrido en San Sebastián, con una visita a la exposición temporal dedicada al pintor valenciano. Imposible resistir, ¿no? Así fue y allá me fui.
Lo que no contaba yo era que, en la sede de esta muestra dedicada a Sorolla, el Museo San Telmo, me iba a encontrar con otra maravillosa exposición temporal, «Clima ideal», y una permanente digna de elogio y mención. Así que, allí mismo, in situ, decidí que habría en mariaberini.es reportaje sobre la oferta del museo donostiarra. Y así es que publico hoy la primera entrada sobre un viaje intenso y profundo que me ha dejado agotada, aunque con gran sabor de boca y muchas ganas de publicar en la web.
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Como decía, el Museo San Telmo de San Sebastián ofrece una exposición permanente que por si misma ya sería merecedora de un reportaje. Desde mi punto de vista y a grandes rasgos, los puntos fuertes de esta institución son los siguientes: el propio enclave ―un antiguo convento dominico del siglo XVI, conectado con otro de nueva construcción―, las colosales pinturas de José María Sert ―recubriendo la paredes de la iglesia, con alegorías de la historia de Guipúzcoa―, la extensa exposición que recorre la historia del País Vasco ―gracias a materiales arqueológicos, etnográficos y artísticos― o la colección histórica de Arte universal.
El museo es un verdadero dinamizador cultural en la ciudad donostiarra, y alrededor de estos fondos permanentes se organizan diversidad de actividades durante todo el año, una parte importante dirigidas a escolares, pero otras muchas abiertas al gran público. Aunque, como toda institución museística que se precie, organizar exposiciones temporales es otro de sus objetivos primordiales. Y precisamente ésa es la razón de ser de este reportaje, pues en estos momentos la oferta permanente del Museo de San Telmo se completa con las muestras «Clima ideal» y «Viajar para pintar. Sorolla en San Sebastián», de las que hablaré hoy.
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Siguiendo el itinerario lógico del museo, la primera exposición temporal con la que nos toparemos será «Clima ideal». Esta muestra toma su nombre de un lema publicitario de 1934, que reclamaba la ciudad de San Sebastián como destino turístico de acuerdo a la bonanza de su clima. Y es que precisamente la exposición gira en torno a eso, a la publicidad, y más en concreto al diseño turístico, puesto que Donostia, desde finales del siglo XIX hasta aproximadamente 1970, se erigió como una ciudad turística de primer orden, competidora de otras tan famosas como la francesa Biarritz. También la provincia de Guipúzcoa fue objeto de promoción turística, en razón a sus playas, a sus tradiciones y a todos los eventos que en ella se organizaban, tanto deportivos como musicales, por citar dos ejemplos. En «Clima ideal» encontraremos carteles y folletos turísticos de época y resulta muy interesante ver la evolución artística de los diseños, reflejo de las distintas etapas históricas. Y es que las campañas de promoción turística fomentaron el talento y la creatividad de numerosos artistas, ya que el diseño de los materiales se sacaba a concurso. En definitiva, gracias a esta exposición temporal podemos realizar un interesantísimo viaje en el tiempo con las miras puestas en el turismo y el diseño gráfico. «Clima ideal» se podrá visitar hasta el 15 de octubre, de martes a domingo en horario de 10:00 a 20:00 horas.
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La segunda exposición que completa la oferta temporal del museo se titula «Viajar para pintar. Sorolla en San Sebastián», organizada por el Museo Sorolla de Madrid y la fundación que lleva su nombre. Enmarcada dentro de los actos de conmemoración por el 100º aniversario de la muerte del pintor valenciano, forma parte de un mismo proyecto, «Sorolla. Viajar para pintar», que engloba muestras en ciudades como Toledo, Sevilla, Valladolid, A Coruña o Mallorca, donde el artista engendró un buen número de obras au plein air. Joaquín Sorolla, pintor ampliamente reconocido en su tiempo, fue un viajero infatigable que nunca dejó de crear allá donde fue. De manera intermitente durante algo más de treinta años, Sorolla veraneó con su familia en San Sebastián. Las obras que en esta exposición se exhiben, tanto de pequeño formato ―apuntes o notas de color― como óleos principales, fueron pintadas al natural por el artista valenciano durante sus estancias estivales en el País Vasco. Reflejar la luz del Cantábrico, tan cambiante, fue todo un desafío para el pintor. Y a pesar de la intensa vida social que llevaba en San Sebastián, donde veraneaba buena parte de su adinerada clientela y algunos buenos amigos, Sorolla no le daba descanso a los pinceles. En las obras escogidas para esta exposición podemos ver todo tipo de escenas, desde paisajes de interior y de costa, hasta reflejos de la vida social donostiarra. «Viajar para pintar. Sorolla en San Sebastián» también permanecerá abierta hasta el 15 de octubre, en las mismas condiciones, de martes a domingo en horario de 10:00 a 20:00 horas.
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Ambas exposiciones temporales encajan a la perfección con una escapada veraniega a San Sebastián, y así precisamente terminó mi aventura, con un relajado paseo por la ciudad después de visitar el Museo de San Telmo. Muchísimas gracias a B. por su fantástica compañía, una vez más, en estas excursiones a San Sebastián que van camino de convertirse en un clásico de nuestra amistad.
Próximamente más reportajes…
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