Museo Sorolla de Madrid: la casa y el taller de un artista único

Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga

Llevaba bastantes años con el punto de mira puesto en el Museo Sorolla de Madrid, un centro dedicado en exclusiva a la obra pictórica de Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863-Cercedilla, 1923). La capital de nuestro país aloja una de las mejores ofertas museísticas del mundo, encabezadas por el Museo Nacional del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; por ello, resulta lógico que algunos museos, como el dedicado al pintor valenciano, queden relegados a un plano menor, a pesar de su enorme valor.

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Entrada al Museo Sorolla de Madrid

La obra de Joaquín Sorolla se encuentra repartida a lo largo del mundo, desde su Valencia natal hasta la propia ciudad de Nueva York. En España, la muestra más completa y específica de su carrera artística se encuentra en Madrid, dentro del museo al que hoy le dedico esta entrada.

«¡Pintor!… ¡Y nada más que pintor! Yo ni he querido ser, ni quiero, ni querré nunca ser más que pintor»

Joaquín Sorolla y Bastida

BUSTO 1
Busto dedicado a Joaquín Sorolla en los jardines del museo

JOAQUÍN SOROLLA Y MADRID

Como decía, Joaquín Sorolla nace en Valencia a mediados del siglo XIX. Inevitable es la asociación que el gran público hace entre su figura y sus famosos cuadros de playa. Debido a ellos y a otras causas fue apodado como el “pintor de la luz”. Sin embargo, Madrid jugó un importante papel en su vida. Su vínculo con la capital comienza en la década de 1880, con una serie de visitas progresivas, hasta que en ella fija su residencia definitivamente en 1890. Es a partir de esta fecha, cuando los académicos comienzan a hablar de la etapa de consolidación y la etapa de culminación en la carrera del pintor valenciano.

Artista incansable, Sorolla disfrutó de un considerable éxito en vida, éxito que se ve reflejado en la multitud de proyectos en los que participó y los no menos encargos que recibía con frecuencia. Debido a las grandes cargas de trabajo y a las obligaciones derivadas de éstas, el pintor pasaba largas temporadas fuera de casa. El papel de su mujer, Clotilde, y sus tres hijos, fue determinante; contar con una familia estable que comprendía su oficio y le brindaba el apoyo necesario para desempeñarlo facilitó su prolífera carrera.

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Detalle de la obra Mi mujer y mis hijos (1897-1898) expuesta en el museo

En Madrid, la familia Sorolla residió en diferentes lugares, hasta que en 1911 encargan la construcción del palacete, hoy sede del museo, sito en el Paseo del General Martínez Campos. En la cabeza del pintor, después de años ocupando diferentes espacios, existe una idea clara de qué necesita para trabajar, y qué quiere ofrecerle a su mujer y a sus tres hijos. El resultado es un palacete según la moda de la época, vivienda y taller al mismo tiempo, diseñado por Enrique Repullés y Vargas, arquitecto que firmó otros edificios de la capital, como la Bolsa de Madrid. El edificio iría acompañado de un no menos importante jardín, cuya función podía ir desde servir de esparcimiento para la familia, hasta ofrecer la posibilidad de pintar al aire libre. Sorolla participó activamente en el diseño de los exteriores, donde la influencia andaluza es notoria, probablemente fruto de los estudios que realizó de jardines sevillanos y granadinos para algunas de sus obras. El estilo andaluz se ve reflejado también en el patio interior que articula algunas de las estancias de la casa.

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Jardines del museo

UN PASEO POR EL MUSEO SOROLLA

El Museo Sorolla ocupa las salas principales de la que fuera casa familiar del pintor. Mantiene su esencia al contar con los muebles y los objetos de decoración de la época, y, en algunas estancias, la disposición de estos es exactamente la misma que en vida del artista, como se puede comprobar en diferentes fotografías antiguas.

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Paseo por diferentes salas del museo

La exposición permanente la conforman tres salas principales (situadas dos de ellas sobre el que fuera despacho del pintor) y una serie de salones y estancias de uso cotidiano que nos muestran la faceta familiar y social del pintor valenciano.

En las salas principales, la disposición de los cuadros, en combinación con los muebles de época, es la esencia del museo, lo que, desde mi punto de vista, lo hace diferente a cualquier otro espacio museístico. Son innumerables los objetos y las obras que se pueden observan durante la visita, en un entorno acogedor y con notable encanto.

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Sala III del museo: el estudio del artista

Otra de las notas de valor del museo se encuentra en la heterogeneidad de las obras expuestas. Comentaba antes que Sorolla es conocido entre el gran público por sus obras ambientadas en la playa valenciana, pero igualmente relevantes son sus cuadros familiares, paisajísticos, de realismo social y de costumbres de la España más profunda. Ejemplos de todas estas temáticas tienen cabida en el museo.

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Detalles de diferentes obras expuestas en el museo

Si me tuviese que quedar con una obra de las expuestas en el museo, escogería El balandrito (1909), uno de los cuadros que formaba parte de mi lista de cuadros favoritos, sobre los que hablé en esta entrada (click).

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El balandrito, cuadro expuesto en una de las salas del museo

EXPOSICIÓN TEMPORAL:«Cazando impresiones. Sorolla en pequeño formato»

Del 12 de febrero al 29 de septiembre, la planta alta del museo acoge una exposición temporal titulada «Cazando impresiones. Sorolla en pequeño formato», compuesta por más de 200 óleos de pequeñas dimensiones y óleos “inacabados”, a los que el pintor se refería como “apuntes”, por servir de ejercicio y de experimentación. En la actualidad, estas obras han adquirido gran valor, al ser reflejo de toda su libertad creativa.

PLANTA ALTA

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Exposición temporal en la planta alta del museo

Disfruté especialmente esta exposición, ya que, como he comentado en otras ocasiones, lo que más me gusta del impresionismo y el postimpresionismo es poder disfrutar de los detalles, analizar de cerca las pinceladas tan características de estos estilos. Si tuviese que escoger una de las obras expuestas en «Cazando impresiones. Sorolla en pequeño formato», me quedaría con Elenita en la orilla (1904), procedente de una colección particular.

CAZANDO IMPRESIONES 01
Detalle de Elenita en la orilla

Podéis profundizar en esta exposición leyendo el siguiente documento oficial de la muestra: http://www.culturaydeporte.gob.es/msorolla/dam/jcr:4e6f3046-de0a-4a8f-bd59-56feb38eb7ee/exposicion-temporal-cazando-impresiones.pdf

BUSTO 2

FIRMA
Busto del autor y firma, detalles captados en el museo

BIBLIOGRAFÍA

VVAA (2013). Museo Sorolla, Madrid. Revista Connaissance des arts, edición especial noviembre 2013.

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