Ávila, la vieja ciudad de las murallas, es mucho más que eso

Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga

Desde hace algunos años, mi madre, bromeando, me llama María de Ávila. Sirva esta anécdota para ilustrar la pasión que siento por esta ciudad. Supongo que en el imaginario colectivo la vieja ciudad de las murallas es tan sólo eso, una ciudad demasiado vieja con una muralla importante. Pero Ávila, al igual que ocurre con Zamora, es una gran desconocida y, por supuesto, mucho más que un recinto amurallado medieval que se visita rápidamente durante una tarde de excursión. ¡Mentira! Dediquémosle el tiempo que merece a esta gran ciudad castellana.

«En ese instante comencé a presentir que Ávila no era una ciudad como las demás. Tenía sus raíces clavadas en la historia, a diferencia de otras. La historia la vigorizaba en su secuela moderna, le proporcionaba su sustancia vital, la coloreaba de un matiz especial, con la verde e impresionante pátina del tiempo…»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Turista fotografiando la ciudad amurallada desde los Cuatro Postes

“La sombra del ciprés es alargada”, novela primogénita del escritor vallisoletano Miguel Delibes, ilustra francamente bien los aires de Ávila. Se respira en esta ciudad algo de grandeza pasada y misticismo. No es de extrañar que haya sido la cuna de Santa Teresa de Jesús y, su provincia, tierra natal de la gran reina Isabel I de Castilla, la Reina Católica. No es Ávila una moderna ciudad de provincias. Es el resquicio, todavía vivo, de lejanos tiempos gloriosos. Sus estrechas y empinadas calles te trasladan a un escenario nada convencional, repleto de palacios blasonados y antiguos conventos. Y el silencio. Qué decir del silencio palpable en sus calles y rincones, desiertos durante muchas horas del día. Pasear por Ávila sobrecoge. ¿Cómo no va a caer rendido a sus pies un amante de la historia? ¿Cómo no va a emocionarse en ella un romántico? Como no es posible reproducir en un blog virtual esas sensaciones, puesto que tan sólo pueden vivirse in situ, he aquí un listado de su patrimonio más destacado. Motivos palpables para valorar la vieja ciudad de las murallas, un lugar único en España.

«Yo nací en Ávila, la vieja ciudad de las murallas, y creo que el silencio y el recogimiento casi místico de esta ciudad se me metieron en el alma nada más nacer (…) fue el clima pausado y retraído de esta ciudad el que determinó, en gran medida, la formación de mi carácter»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Rincón en Ávila

«El mismo silencio había allí que en todas partes. El silencio confortable de un pueblo arropado en su sueño.»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

La muralla románica y la catedral-fortaleza de San Salvador, primer gótico de España

La muralla de Ávila es el conjunto medieval amurallado mejor conservado del mundo dentro de un entorno urbano, con un perímetro de dos kilómetros y medio, a lo largo del cual se reparten decenas de torreones y varias puertas.

«Por delante se abría un día transparente, fúlgido, y la muralla de Ávila se recortaba, dentada y sobria, sobre el azul del firmamento.»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Muralla de Ávila desde diferentes puntos y momentos del día

Aunque su origen es discutido, todo parece apuntar a que el recinto defensivo se comenzó a levantar en el siglo XII. Recorrer su perímetro es una experiencia irrepetible en la que podemos viajar varios siglos atrás sin que parezca que el tiempo hubiese corrido normalmente. Llevando la vista al frente, la Sierra se postula como telón de fondo en tan bello escenario.

«Las piedras amarillentas de sus vetustos edificios parecían reaccionar alegremente al contacto de la brisa templada que a oleadas descendía de la Sierra.»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Vistas de la sierra desde la muralla

Ávila nos ofrece, junto con la muralla, otro elemento que la hace única. Se trata de la Catedral de San Salvador, primer gótico en España (siglos XIII y XIV), concebida como un templo y fortaleza a la vez, de ahí que no estemos hablando de una sede episcopal cualquiera. Su ábside se encuentra adosado a los muros del lienzo oriental de la muralla, en la zona más vulnerable a los ataques por lo liviano del terreno, y es conocido como ‘cimorro’. Pero es la Catedral de Ávila un templo de contrastes. Si en el exterior destaca la gran torre y su aspecto defensivo, el interior despide belleza en cada rincón. Llamativa es la piedra sangrante, típicamente abulense, resultado del óxido de hierro. Son varias las maravillas visitables dentro de la Catedral, como el transcoro plateresco, la girola o el claustro.

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Catedral de San Salvador de Ávila: exterior, cimorro y elementos destacados del interior

La basílica de San Vicente, joya del románico

Cuando decimos que Ávila es mucho más que una ciudad amurallada, inevitablemente nos estamos refiriendo de manera indirecta a la basílica de San Vicente y al monasterio de Santo Tomás.

Es la basílica de San Vicente una auténtica joya románica. Después de varios años visitando con frecuencia patrimonio románico, creía que ya nada dentro de este estilo me iba a sorprender, pero estaba equivocada. Construido a partir del siglo XII, se trata de un templo de grandes dimensiones con numerosos elementos de un muy incipiente estilo gótico. En el exterior, sobresale sin lugar a dudas la portada principal, con un impresionante grupo escultórico que invoca el recuerdo de la catedral compostelana y su Pórtico de la Gloria. En el interior, las naves se elevan en gran altura, destacando la existencia de una tribuna. Y, junto al altar mayor, maravilloso es el cenotafio en recuerdo de los mártires cristianos que dan nombre a la basílica.

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Basílica románica de San Vicente

El Real monasterio de San Tomás, descanso de los Reyes Católicos

El Real monasterio de San Tomás es un maravilloso complejo monacal situado fuera de las murallas. Se comenzó a construir a finales del siglo XV, en tiempos de los Reyes Católicos, a los que se encuentra estrechísimamente vinculado. Numerosas referencias a sus católicas majestades se pueden observar en cada esquina del convento.

Cuenta el complejo con un impresionante templo y tres claustros, reflejo todo él de la transición del gótico al renacimiento. En la iglesia merece especial atención las magníficas bóvedas, sin menoscabo del retablo principal, obra de Pedro Berruguete. Pero de nuevo la Historia convierte a Ávila en protagonista de sus capítulos, puesto que el destino del templo no era otro que albergar el sepulcro del Príncipe Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, realizado en mármol por el italiano Fancelli. El repentino fallecimiento del heredero no se trata de un episodio baladí dentro de la historia de nuestro país, puesto que su muerte no sólo marcó para siempre el ánimo de los monarcas, sino que fue el comienzo de una serie de infortunios que hicieron de la sucesión de los Reyes Católicos un tortuoso camino. Igualmente en la iglesia es digno de admirar el coro y su sillería de nogal, en el que los dos asientos más cercanos al altar, situado uno en cada lado de la estancia, estaban reservados para sus majestades Isabel y Fernando.

Por lo que respecta a los claustros, el primero, el de la Enfermería, destaca por su sencillez. El segundo, el Claustro del silencio, deja anonadado al visitante por la rica y maravillosa decoración en clara alusión a los Reyes Católicos, como el yugo y las flechas. El último claustro, conocido como Claustro de los Reyes, servía de palacio de veraneo de los monarcas, y sobresale por sus grandes dimensiones.

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Real Monasterio de Santo Tomás

Un callejero repleto de palacios renacentistas

Ni uno, ni dos, ni tres palacios de fachadas blasonadas y preciosos patios interiores nos ofrece Ávila. Son muchos y la mayoría fueron construidos entre finales del siglo XV y a lo largo del siglo XVI, en lo que se conoce como ‘Siglo de Oro’ de la ciudad. Algunos nombres: Palacio de los Verdugo, Palacio de Polentinos, Palacio de Superunda, Casa de los Deanes, Torreón de los Guzmanes, Palacio de los Velada, Palacio Núñez Vela, Palacio de los Dávila…

«La ciudad tomaba a aquella hora el perfil sincero de su auténtica fisonomía. (…) Exhalaba su aroma de siglos sin bastardearle con modernas impurezas; con hábitos, modas y costumbres en discrepancia con su añeja raíz.»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Escudos señoriales en diferentes palacios de Ávila

Algunas de estas casas señoriales han sido restauradas para utilidad pública. Es el caso de la antigua Casa de los Deanes (siglo XVI), hoy sede del Museo de Ávila, con salas dedicadas a etnografía, arqueología o bellas artes. Igualmente fue restaurado para fines museísticos el Palacio de Superunda, donde puede verse una amplia colección del pintor italiano Guido Caprotti, artista que residió en el palacio a principios del siglo XX, y también dos retratos de Sorolla.

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Patios en el Palacio de Superunda y en la Casa de los Deanes, Museo de Ávila

Las huellas de Santa Teresa de Jesús: dos conventos y una iglesia con cripta-museo

Ávila es por excelencia la ciudad de Santa Teresa de Jesús, La Santa, como la conocen los abulenses. Teresa de Cepeda y Ahumada nació a comienzos del siglo XVI en la vieja ciudad de las murallas, y a ella estuvo vinculada de por vida. Santa, Doctora de la Iglesia, reformadora del Carmelo, viajera infatigable en sus fundaciones y flamante escritora, es Teresa de Ávila una grande de España, una mujer brillante y sin comparativo en su tiempo.

«Ávila emergía de la nueve mística (…). Imaginé que no otra, en todo el mundo, podía ser la cuna de Santa Teresa. »

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Escultura homenaje a Santa Teresa junto a la muralla

Sobre la que fuera su casa natal se levantó durante el siglo XVII la Iglesia y Convento de Santa Teresa, complejo barroco en cuya cripta se puede visitar un completo y sobrecogedor museo sobre la vida, obra y legado de La Santa de Ávila.

Pero las huellas de Santa Teresa en la ciudad amurallada no quedan reducidas a este conjunto construido en su honor. Veintisiete años de su vida, previos a la reforma del Carmelo, los vivió La Santa en el monasterio de la Encarnación, extramuros, e igualmente visitable. Y, tras este periodo de transformación interior, llegaron los tiempos de la reforma que dio lugar a la Orden del Carmelo Descalzo, cuyo primer convento fue el de San José, sito igualmente en la ciudad. De la humilde construcción original apenas queda una capilla. Del resto del convento destaca fundamentalmente la fachada herreriana.

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Iglesia y convento de Santa Teresa

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Monasterio de la Encarnación visto desde la muralla

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Convento de San José

La ciudad tampoco olvida a su gran compañero, confidente y heredero, el místico San Juan de la Cruz, personaje igualmente vinculado a la capital abulense. Una escultura junto al Torreón de los Guzmanes le homenajea.

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Escultura homenaje a San Juan de la Cruz

El humilladero de los Cuatro Postes, mirador de la ciudad

Si pasear intramuros sobrecoge, las vistas desde el humilladero de los Cuatro Postes (siglo XVI) acongojan. Impresionaste panorámica de la ciudad amurallada nos ofrece este pequeño promontorio al otro lado del río Adaja. A lo lejos nos saludan los lienzos de la muralla, sometidos a la imponente Catedral y al resto de torreones y espadañas.

«Pasamos el puente (…). Teníamos Cuatro Postes al alcance de la mano. (…) El promontorio de Cuatro Postes se despeñaba a nuestros pies hasta alcanzar el río. (…) Más allá, el terreno se encaramaba otra vez hasta llegar a la muralla sólida y amarilla.»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

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Río Adaja y vistas de la ciudad amurallada desde el humilladero de los Cuatro Postes

Más patrimonio

El Mosén Rubí –gran ejemplo de la transición entre el gótico y el renacimiento–, la iglesia de San Pedro y la antigua iglesia de Santo Tomé el Viejo –románicas ambas–, el Monasterio de Santa Ana –donde se formó de niña Isabel la Católica y vio hacerse adulto a Felipe II–, entre otros, nos dejan claro que Ávila, lejos de ser un destino de rápida visita, necesita tiempo para su verdadero conocimiento y disfrute.

A pesar de haberla visitado en dos ocasiones, con un intervalo de varios años de por medio, siento que todavía me queda mucha Ávila por descubrir. Deseando estoy poder pisarla de nuevo…

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Torre del Mosén Rubí en Ávila

«Nuevamente el traqueteo agitado del tren (…) ¿Y Ávila? ¿Dónde estaba Ávila que tanto tardaba en aparecer?»

La sombra del ciprés es alargada

Miguel Delibes

Nunca hago valoraciones acerca de la gestión turística de una ciudad, pero ya en el año 2014 Ávila me dejó claro lo que es la auténtica calidad turística. No sólo su página web es, a mi juicio, la mejor de España –en presentación, cantidad y calidad de la información, etc.–, sino que es de las pocas ciudades que permite, por el módico precio de 15 euros, visitar los principales monumentos a través de una tarjeta turística; hasta 11 espacios están adheridos, y son los principales en valor histórico-artístico. Por no hablar de la oferta de visitas guiadas con temáticas realmente interesantes y originales como “Ávila isabelina”, “Ávila palaciega”, “Joyas abulenses”, “Huellas de Teresa” o “Ávila de Leyenda”, entre otras. No cabe sino felicitarles porque lo merecen. Fantástico trabajo.

2 comentarios sobre “Ávila, la vieja ciudad de las murallas, es mucho más que eso

  1. Excelente reseña sobre Ávila, con esa visión tan personal y casi mística de ciertos lugares como esta mágica ciudad, que no todos captan porque a estos sitios se viaja antes con el corazón y eso implica otra manera de entender el turismo.
    Planeando una inminente escapada a tierras de Castilla
    (probablemente a Palencia y Carrión de los Condes) me adentré de nuevo en este blog, acabando en Ávila. Comparto plenamente tu devoción por Ávila; fue mi primer gran viaje, con diez años, y ese misterio que desprende y su impronta ya se quedaron en mí. He estado varias veces pero necesito ir solo más adelante para poder andar y ver, pensar y sentir con calma; para ello este blog es ideal: anima y guía la visita.
    También recientemente y por casualidad leí que en 1960 Orson Welles se había referido a Ávila como la ciudad que elegiría para vivir, sin acertar a explicar que extraña atracción le movía a buscar Ávila.
    Así que no puedo más que felicitarte por lo bien que transmites tu pasión por esta Castilla maravillosa y por el estímulo que nos supone a otros «incomprendidos», que huimos de convencionalismos y propaganda.
    A nuestra manera, seguiremos alimentando esta afición.
    ¡Enhorabuena!

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    1. Luis, ¡muchísimas gracias por tu comentario! Qué bonito todo lo que escribes. Lo suscribo al 100%. Todos los años, desde hace unos 5 o 6, viajo al menos una vez a Ávila, Toledo o Zamora. He perdido la cuenta de las veces que he estado en estas ciudades, para mí tienen algo especial y siempre me aportan nuevas impresiones. Te animo a que vayas solo, la experiencia es doblemente significativa, no sabría decir por qué (daría para una buena disertación). Y me apunto la cita de Orson Wells, porque siempre he pensando que Ávila tiene algo mágico inexplicable. ¡Muchas gracias por seguir leyendo mi blog!

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