Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga
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No puedo empezar esta entrada sino agradeciendo a Begoña y Aritz la semana tan maravillosa que me hicieron pasar en Tenerife. Siempre es un lujo poder conocer un lugar diferente de la mano de quienes lo habitan. De nuevo, ¡millones de gracias!
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Grafitti de la Virgen de Candelaria en el municipio que lleva su nombre
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Ocho días para visitar una isla canaria desde el punto de vista de la historia y la naturaleza pueden parecer a simple vista más que suficientes, pero no es así. En la península manejamos una idea muy equivocada sobre Tenerife y todo el archipiélago canario. Nos imaginamos una población que vive en la playa, sofocada de calor, rodeada de un paisaje desértico. ¡Grave error! No todas las islas ni todas las zonas de cada isla disfrutan del mismo clima y paisaje, como se podrá comprobar en esta entrada. Tampoco son lugares carentes de historia en los que el único plan es tumbarse al sol con un mojito en la mano. Y sino, aquí va un breve repaso…
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Iglesia de la Concepción en Santa Cruz de Tenerife
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TENERIFE: historia
En el primer milenio antes de Cristo, las islas Canarias, también conocidas como Islas Afortunadas o Islas de los Bienaventurados, entran a formar parte del mundo conocido. Contrastada está la presencia de los romanos en ellas, así como de otros pueblos pobladores de la antigüedad, principalmente norteafricanos.
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Museo de la Naturaleza y el Hombre en Santa Cruz
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Majoreros, bimbaches o guanches son algunas de las poblaciones procedentes del Norte de África que llegaron a las islas entre los últimos siglos antes de Cristo y los comienzos de la era cristiana. Los pobladores de Tenerife fueron los guanches. En el momento de la conquista castellana (siglo XV), la población guanche estaba dividida en nueve menceyatos, entidades político-territoriales autónomas, al frente de las cuales se encontraba el mencey, el gran caudillo. En el Museo de la Naturaleza y el Hombre (Santa Cruz) podemos visitar un grupo de salas dedicadas en exclusiva al estudio de este pueblo, destacando el conjunto de momias encontradas en la isla, enterradas en piel de cabra y en muy buen estado de conservación.
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Momias guanches en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz
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Asimismo, en la villa de Candelaria, frente a la basílica de la patrona, encontramos el paseo de los menceyes, un conjunto de esculturas modernas representando a los últimos caudillos guanches, como reconocimiento a la dignidad de un pueblo antaño derrotado.
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Paseo de los menceyes en Candelaria
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En el siglo XV, Castilla y Portugal se disputaron el control de los archipiélagos atlánticos. Gracias a la intervención de la Iglesia se produjo un reparto, adjudicándose las islas Canarias a la corona de Castilla.
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Santa Cruz de la conquista en la iglesia de la Concepción de la capital tinerfeña
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La incursión castellana en el archipiélago canario comienza a principios del siglo XV, de la mano de normandos, que se hacen con el control de las islas orientales. La conquista de Tenerife, isla occidental, se produce a finales del mismo siglo. El Adelantado Alonso Fernández de Lugo desembarca en Añazo (actual Santa Cruz), estableciendo su campamento y celebrando la primera misa cristiana en el lugar. Allí se levantó posteriormente la iglesia de la Concepción, la cual custodia la cruz que acompañó al Adelantado y que fue testigo de las primeras oraciones en la isla. Se trata de un templo construido aproximadamente en el año 1500, pero que en la actualidad es fruto de reformas posteriores (siglos XVII y XVIII), siendo muy llamativa la presencia de una balconada canaria en el exterior.
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Iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife
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Pero no todo fue un camino de rosas durante la conquista. Una vez instalado en la hoy Santa Cruz, el Adelantado y sus tropas avanzaron hacia el municipio que en la actualidad recibe el nombre de La Matanza de Acentejo, recordando la gran derrota castellana a manos de los guanches. Posteriormente, el mencey Bencomo es derrotado en la Laguna durante una nueva contienda. Tras esta derrota, en el municipio de La Victoria de Acentejo de nuevo se produce una batalla, en la que salen victoriosos Fernández de Lugo y los suyos. Finalmente, los menceyes resuelven rendirse, y la población guanche se mezcla con los colonos castellanos originando el mestizaje. La acción misional estuvo siempre por encima de la dominación política y militar, y por ello se produjo la simbiosis de ambas culturas. En el Museo de Historia y Antropología de Tenerife (La Laguna), situado en la maravillosa Casa Lercaro, podemos profundizar en lo que fue la conquista castellana. Además, en el Museo Militar (Santa Cruz) se muestran algunos restos de cascos y armaduras de los colonos españoles del siglo XV, al igual que las añepas, los bastones de mando que utilizaban los menceyes guanches.
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Museo de la Historia y la Antropología de Tenerife en La Laguna y restos de casco y armaduras en el Museo Militar de Santa Cruz
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La conquista de Tenerife coincide en el tiempo con el descubrimiento de América (1492). Canarias fue el puente entre España y el Nuevo Mundo. En el pueblo tinerfeño de Garachico se situó, hasta la tragedia volcánica que sufrió en el siglo XVIII, el puerto más importante de la isla y del archipiélago. En él se desarrolló una fuerte actividad comercial, con rutas entre América, África y Europa. Hoy, gracias a las excavaciones, se ha descubierto la “Puerta de Tierra”, el acceso al antiguo embarcadero, en su enclave original.
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Piscinas naturales, casco histórico y “Puerta de Tierra” en Garachico
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Cuenta la leyenda que los guanches encontraron una imagen de la Virgen de la Candelaria, hoy patrona de Canarias, en una playa de Tenerife. En el pueblo que recibe su nombre, dentro de una gran basílica construida a mediados del siglo XX, podemos ver una talla de la virgen morena. No se trata de la original, que se perdió, y ni tan siquiera de la copia posterior, destruida tras un incendio; sino de una nueva talla del siglo XIX.
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Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria
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La capital política, administrativa y militar de Canarias desde la conquista castellana se situó en el municipio de San Cristóbal de La Laguna. Desde el año 1999 La Laguna es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ejemplo de ciudad colonial, conserva perfectamente su trazado planificado, exportado a las nuevas ciudades fundadas en América Latina. Es una maravilla recorrer sus calles, perfectamente paralelas y perpendiculares entre sí, observar sus bellas casas de colores, que apenas levantan dos plantas, y descubrir en muchas de ellas impresionantes patios y balcones canarios. ¡Imprescindible!
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Calles, edificios y patios en la monumental ciudad de San Cristóbal de La Laguna
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Y es que hasta el siglo XIX y principios del XX, la hoy capital Santa Cruz tan sólo fue un pequeño pueblo de pescadores, cuya trascendencia histórica quedaba limitada al desembarco de Fernández de Lugo y la conquista castellana. Modesta siguió siendo su posición durante los siglos posteriores, a excepción de su papel como enclave defensivo, gracias a fortines como los de Almeyda o San Cristóbal. El escudo de Santa Cruz presenta tres cabezas de león, en recuerdo de la resistencia frente a los ataques marítimos de Jennings (siglo XVII), Blake y Nelson (siglo XVIII). Apenas quedan restos del castillo de San Cristóbal, principal fortín del lugar, pero bajo la plaza de España, donde se encontraba situado, se puede visitar un pequeño museo y observar los pocos vestigios que han sobrevivido a los planes urbanísticos de principios del siglo XX.
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Restos del castillo de San Cristóbal y cañón utilizado en la defensa contra Nelson y los ingleses
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Tras la victoria frente al ataque inglés dirigido por Nelson, Santa Cruz recibe de Carlos IV el privilegio de ser ciudad exenta, emancipándose de La Laguna hasta convertirse hoy en el principal núcleo de la isla. A sus habitantes se les conoce con el nombre de chicharreros, debido a que desde el siglo XVI sus pobladores, principalmente pescadores, capturaban el chicharro, un pescado típico de la zona. En la capital, una plaza, la Plaza del Chicharro, lleva su nombre, y en el centro de la misma podemos encontrar una escultura en su honor. Igualmente, frente al Mercado de Nuestra Señora de África, otro conjunto escultórico, el “Homenaje al Chicharrero” representa la embarcación típica y sus pescadores.
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Grupo escultórico Homenaje al Chicharrero y Plaza del Chicharro
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A finales del siglo XIX y principios del XX, la isla de Tenerife vive cambios. Por primera vez en cinco siglos, un rey castellano visitas las islas. Fue Alfonso XIII, quien desembarcó en Santa Cruz en el año 1906 para iniciar su visita oficial. Asimismo, la clase adinerada de La Laguna levanta grandes casas de recreo en el hoy municipio de Santa Cruz, a lo largo del llamado Barrio de los Hoteles, plagado de edificios modernistas y eclécticos.
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Edificios modernistas y eclécticos en Santa Cruz
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También nace en este momento el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz, una iniciativa promovida por los pintores Tarquis y Romayna, comprensible en un momento de gran actividad intelectual en la isla. En este museo se exhibe una importante colección de artistas canarios y algunas obras del Museo del Prado en depósito. Durante mi visita se encontraba cerrado por obras, pero su colección estaba recogida en un almacén que gracias a Dios pude visitar, para poder ver el San Andrés de Ribera. Fue muy curioso ver las obras de arte amontonadas, y que, preguntando a la encargada dónde estaba guardada la obra de Ribera, la buscase entre tantos cuadros almacenados como si de una hoja cualquiera extraviada se tratase. También pude ver el retrato de Isabel II realizado por Federico de Madrazo, una estampa típica de los libros de texto de mi infancia, que me hizo especial ilusión ver. Además, a nivel artístico, es una obra realmente espectacular.
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Museo Municipal de Bellas Artes, cuadros de Ribera y Federico de Madrazo
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En este mismo momento histórico (siglos XIX y XX) Tenerife comienza a recibir por primera vez turistas, principalmente extranjeros provenientes del Reino Unido. Un siglo después, se puede afirmar con rotundidad que la isla vive por y para el turismo. Una de las primeras localidades orientadas hacia este sector fue Puerto de la Cruz. Como amante de la historia recomiendo visitarlo, mas no precisamente por su belleza, sino porque se trata de un viaje en el tiempo a lo que fue el boom turístico de los años 60. Una visita necesaria para percibir los cambios que se produjeron en la isla durante el siglo XX. No hay belleza alguna en él, pero quien tenga cierta sensibilidad se sentirá trasladado al pasado, pues parece que poco ha cambiado en aquel lugar.
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Puerto de la Cruz, primer pueblo orientado al turismo en la isla
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Desde 1927, el archipiélago canario está dividido en dos provincias (por ejemplo, Las Palmas engloba la isla de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote). Como tal, la Comunidad Autónoma de Canarias no nace hasta 1982, con capitalidad compartida mediante sistema de rotación entre Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. A su vez, cada isla cuenta con gobierno propio: el cabildo.
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Edificio del cabildo de Tenerife
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Desde Tenerife, el general Francisco Franco, destinado en aquel momento en las islas Canarias, inicia el levantamiento nacional origen de la Guerra Civil Española en 1936. En el Museo Militar (Santa Cruz) podemos ver la mesa que él mismo utilizó para organizar y redactar el manifiesto del alzamiento. En el exterior del fuerte de Almeyda, donde se sitúa el museo, un grupo escultórico, desde mi punto de vista no demasiado bonito precisamente, recuerda el hecho histórico, como un ave que vuela hacia la península, con claros matices simbólicos, pues hacia ella está orientado.
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Mesa utilizada por el general Franco en 1936 exhibida en el Museo Militar y escultura mirando al mar en su exterior
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Tenerife ha sabido conservar sus tradiciones. Un imprescindible en la isla es la villa de La Orotava. Tuve la suerte de visitarla en tiempos de preparación del Corpus, su fiesta más señalada, en la que se adornan los balcones con los colores típicos y se engalanan sus calles con alfombras de arena. La Casa de los Balcones (siglo XVII) y la iglesia de la Concepción (siglo XVIII) son visita obligada en La Orotava.
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Preparativos de la fiesta del Corpus en La Orotava
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A nivel gastronómico, en Tenerife son singulares los vinos canarios, las papas con mojo (rojo o verde), un poco de escaldón, o incluso el gofio. Camino de Icod de los Vinos, desde la carretera, se puede disfrutar unas maravillosas vistas de las plataneras con el mar de fondo. No olvidemos la importancia de este producto en la economía de las islas.
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Plataneras camino a Icod de los Vinos
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Papas arrugadas en el restaurante La Pimienta
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TENERIFE: naturaleza
Existen diferentes tipos de islas en atención a su proceso de formación. Las islas Canarias se engloban dentro de la categoría de islas oceánicas, esto es, aquellas que surgen de los fondos marinos mediante procesos volcánicos. Es el caso de islas como Mauricio, Azores o Hawaii.
El archipiélago canario está formado por 7 islas mayores (La Palma, por ejemplo) y otras formaciones más pequeñas (como La Graciosa). De las mayores, las más antiguas del archipiélago son Fuerteventura y Lanzarote, emergidas hace 20,5 millones de años, siendo las que hoy en día presentan menor altitud debido a su prolongada exposición a los procesos erosivos.
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El drago milenario de Icod de los Vinos
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Tenerife es la más grande y de mayor altitud de todo el archipiélago canario. La isla está recorrida por una cordillera que la divide en dos, existiendo dos grandes zonas climáticas y paisajísticas: un norte húmedo, verde y fresco, y un sur desértico, árido y caluroso. Por eso mismo, debemos desterrar de nuestra cabeza la idea prototípica que tenemos sobre la isla. Cuidado, porque en Tacoronte, La Laguna y otras poblaciones del norte, se necesita una buena chaqueta y es probable que el sol no se asome. Playas amplias, salvajes y desérticas las encontraremos en el sur de la isla, mientras que en el norte lo habitual son pequeñas calas de piedras y arena negra.
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Pequeña cala de piedras y arena negra en Candelaria y playa salvaje de La Tejita en el sur
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Tenerife puede presumir de una gran biodiversidad. Son muchas las especies de animales y plantas que tan sólo se pueden encontrar allí, como los famosos tajinastes del Teide o el árbol conocido como drago. Para conocer y estudiar esta gran variedad, de nuevo resulta imprescindible visitar el Museo de la Naturaleza y el Hombre (Santa Cruz), que cuenta con salas de botánica, geología, etc.
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Reproducción de Hubara canaria y piedras volcánicas en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz
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Tajinastes en el Parque Nacional del Teide
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Igualmente es recomendable visitar el norte y el sur para apreciar sus contrastes, y, cómo no, disfrutar del drago milenario en Icod de los Vinos y del paisaje en el Parque Nacional del Teide. En este último resulta muy llamativo ver como va cambiando el paisaje a medida que vamos ganando altura. Del verde, muy verde, bosque de La Esperanza a las desérticas cañadas del Teide a más de 2000 metros de altitud. A mí, visitarlo me dejó en shock. ¡Imprescindible!
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Contrastes paisajísticos según altitud en el Parque Nacional del Teide
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Por último, conviene recordar que en la isla no encontraremos ríos, pero sí los llamados barrancos, culpables de la morfología de algunas ciudades como Santa Cruz.
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Barranco en Santa Cruz de Tenerife
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Y hasta aquí un primer repaso de lo que fue y es Tenerife, viendo a la isla desde un punto de vista poco habitual… Cinco siglos perteneciendo a España bien merecen que valoremos su patrimonio y su contribución a nuestro país, desterrando prejuicios.
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Balcón canario en San Cristóbal de la Laguna
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Para quien no las haya leído, dos entradas antiguas de este blog repiten mismos criterios pero con la isla balear de Mallorca:
Itinerario medieval por Palma de Mallorca. Los siglos gloriosos de la isla balear
Palma de Mallorca: algunos museos y estilos artísticos en la isla balear
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Un comentario sobre “Naturaleza e historia en Tenerife. Imprescindibles para conocer y valorar la isla canaria”