2 grandes enfoques para conocer Toledo

Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga

Una de las primeras entradas que escribí en este blog fue, como no podía ser de otro modo, sobre Toledo, mi ciudad favorita, ésa que consigue emocionarme cada vez que la visito. En aquella entrada, “Toledo, mi debilidad” profundizaba en el patrimonio que atesora la ciudad a través de 5 rutas creadas por mí después de haberla visitado varias veces. Ése era el motivo principal de aquella entrada, pero en la introducción de la misma anticipaba al lector que Toledo se puede disfrutar desde varios puntos de vista. Profundizar en ellos es la razón de ser de esta nueva entrada.

TOLEDO ENTRE TEJADOS II

Catedral de Toledo entre tejados

1. Enfoque histórico: Toledo y la Historia de España

Toledo fue la ciudad más importante de España durante algunos siglos. Así, por ejemplo, durante la Alta Edad Media, era la capital del reino visigodo. Allí, en el siglo VI, siendo rey Recaredo, se celebró el Concilio en el que los visigodos abandonarían el arrianismo, abrazando la religión cristiana. En la actualidad, podemos acercarnos a este momento histórico y a los pocos vestigios que han llegado hasta nuestros días a través del Museo de los Concilios y de la Cultura visigoda, situado en la iglesia de San Román, un interesante templo mudéjar del siglo XIII.

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Iglesia de San Román, Museo de los Concilios y de la Cultura visigoda

Con la conquista musulmana de la Península Ibérica, Toledo es invadida y permanecerá en manos de los musulmanes hasta el siglo XI. Es en este siglo en el que Alfonso VI de León y Castilla reconquista la ciudad. Una anécdota sobresale por encima del resto: cuenta la leyenda que cuando el rey y sus tropas entraron en la ciudad, al pasar por la mezquita que hoy llamamos De la luz, su caballo se negó a seguir la marcha. Buscando una explicación a este extraño suceso, vieron una fuerte luz que salía del interior de la mezquita, y que provenía de un crucifijo enterrado.

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Mezquita del Cristo de la Luz

Pasaron los años y Toledo siguió siendo una ciudad importante. Vivirá momentos de esplendor cultural, social y político en el período en el que se la conoce como la Ciudad de las Tres Culturas, debido a la convivencia simultánea de cristianos, musulmanes y judíos. Ésa es la razón por la que hoy podemos disfrutar de importantes iglesias, de dos mezquitas y de dos sinagogas.

Durante el reinado de los Reyes Católicos vuelve a cobrar importancia: Isabel y Fernando ordenan construir el Monasterio de San Juan de los Reyes, en homenaje a la victoria en la batalla de Toro, contienda en la que vencieron a las tropas portuguesas que apoyaban las pretensiones al trono de Juana la Beltraneja. Pero los Reyes Católicos también lo ordenaron construir con la intención de ser enterrados allí a su muerte. Cambiaron de opinión tras la Conquista de Granada, ciudad en la que finalmente descansan sus restos. En el Monasterio de San Juan de los Reyes podemos ver también un conjunto de cadenas colgadas en uno de los muros; son los grilletes con los que, según la tradición, los musulmanes sujetaban a los presos cristianos.

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Cadenas en el Monasterio de San Juan de los Reyes

Tras la muerte de Isabel la Católica, en Toledo son proclamados reyes su hija Juana y Felipe ‘El Hermoso’. Durante el reinado de su nieto, el emperador Carlos V, la corte se mantiene en Toledo, hasta que Felipe II la traslada definitivamente a Madrid. Este hecho dará comienzo a una lenta y progresiva pérdida de importancia de la ciudad, que si bien continuó siendo relevante económicamente, no volverá a disfrutar del esplendor de la Edad Media y los primeros años de la Edad Moderna.

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Catedral de Toledo

Un hecho final para destacar: el Alcázar de Toledo fue escenario de la Guerra Civil Española (1936-1939), cuando fue destruido prácticamente en su totalidad. Gracias a Dios, en la actualidad podemos visitarlo gracias a una minuciosa reconstrucción.

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Alcázar de Toledo

2. Enfoque artístico: el Toledo de El Greco y el Toledo literario

Si una figura va unida a la imagen de Toledo, ésa es la del pintor Doménikos Theotokópoulos, más conocido como El Greco. El Greco llega a la ciudad de Toledo en 1577 tras una vida en Creta, su ciudad natal, y una larga estancia en Italia, donde perfilará su estilo artístico. En el convento toledano de Santo Domingo el Antiguo se conservan los primeros contratos firmados por el autor, resultado del encargo de algunas obras para este cenobio.

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Convento de Santo Domingo el Antiguo

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Hospital de Tavera

Una de las maneras más bonitas de conocer Toledo es siguiendo la Ruta de El Greco. Con este itinerario se recorren los lugares más importantes de la vida y la obra del pintor cretense en la ciudad, como por ejemplo:

– La Catedral de Toledo: en la sacristía se encuentra el famoso cuadro de El Expolio.

– La iglesia de Santo Tomé: uno de los sueños que tenía desde pequeña era visitar en esta iglesia El entierro del señor de Orgaz, el cuadro más famoso del artista, que durante siglos ha permanecido en este templo.

– El Hospital de Tavera: en la iglesia y en una pequeña sala adyacente se pueden ver varias obras del pintor, como La Sagrada Familia con Santa Ana.

– La casa-museo de El Greco: no es la casa original del pintor, pero recrea como sería su vivienda, y en ella pueden verse un conjunto de obras, como un Apostolado completo.

– El Museo de Santa Cruz: dedica una sala al pintor, donde pueden verse obras como La Asunción de la Virgen.

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Casa-museo de El Greco

Por otro lado, Toledo es también una ciudad que se puede visitar desde un enfoque literario. En ella nació el monarca-escritor Alfonso X ‘El Sabio’. Toledano es también Garcilaso de la Vega, y una estatua en honor al escritor preside la plaza de San Román. En Toledo, capital de La Mancha, la tierra del Don Quijote de Cervantes, recuerdan al escritor con una estatua frente al Arco de la Sangre y con una placa en la puerta de Bisagra.

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Estatua homenaje a Cervantes junto al Arco de la Sangre y placa en la puerta de Bisagra

Por otro lado, se menciona a la ciudad en obras tan famosas como El Conde Lucanor, El libro del buen Amor, El lazarillo de Tormes o El buscón. Ya en el siglo XIX, Bécquer recoge en sus leyendas tradiciones toledanas y Galdós ambienta varias de sus novelas en la ciudad manchega. Toledo también dejó huella en escritores más contemporáneos como Azorín, Baroja o Blasco Ibáñez. ¡Casi nada!

Pedro fijó una mirada estúpida en la corriente del río. En la corriente, que pasaba y pasaba sin cesar ante sus extraviados ojos, quebrándose al pie del mirador entre las rocas sobre que se asienta la ciudad imperial.

(…)

¡La catedral de Toledo! Figuraos un bosque de gigantes palmeras de granito que al entrelazar sus ramas forman una bóveda colosal y magnífica, bajo la que se guarece y vive, con la vida que le ha prestado el genio, toda una creación de seres imaginarios y reales.

La ajorca de oro. Gustavo Adolfo Bécquer.

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Puente de San Martín

En una cartera de dibujo que conservo aún llena de ligeros apuntes, hechos durante algunas de mis excursiones semiartísticas a la ciudad de Toledo, hay escritas tres fechas.

(…)

Hay en Toledo una calle estrecha, torcida y oscura, que guarda tan fielmente la huella de las cien generaciones que en ella han habitado; (…).”

Tres fechas. Gustavo Adolfo Bécquer.

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Puente de Alcántara

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