París express: un viaje sui generis

Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga

Echando un vistazo al blog se intuye con facilidad que mis viajes favoritos son siempre los que discurren por Galicia y España, ya que ambos tienen un patrimonio de primer orden a nivel mundial (¡y que poco lo valoramos!). Aclaro esto porque no entraba en mis planes a corto plazo viajar a París. Sin embargo, se me presentó una oportunidad en bandeja, en forma de vuelos a precio regalado y una buena amiga estudiando allí, que me acogió unos días (¡muchas gracias C.!)

Vigilando

Puente Alexandre III atravesando el Sena

El título de la entrada ya lo dice todo sobre el viaje. Mi escapada a París duró lo que un suspiro. Dos días enteros en la capital francesa y dos medios-días dedicados prácticamente a viajar. Imaginaos planificar una visita a una ciudad como París en tan poco tiempo. Efectivamente, misión imposible. Mentalizada ya de que no era viable ni conocerla en profundidad ni superficialmente, decidí saltarme a la torera cualquier premisa (como por ejemplo, que no se puede ir a París y no visitar el Museo del Louvre) y planifiqué un viaje sui generis basándome únicamente en mis gustos personales.

Si hubiese tenido más tiempo, lógicamente visitaría todos los imprescindibles, pero no pudo ser. Y para más inri, durante mi estancia (enero 2016) a París llegó una ola de frío acompañada de lluvia. No estaba la ciudad como para dar paseos, así que con paciencia y a golpe de metro, estas fueron mis visitas.

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Museo D’Orsay. Al fondo, el Museo del Louvre

Museo D’Orsay

¿Que cómo no visito el Museo del Louvre y sí el Museo D’Orsay? Ya sé que la colección del Louvre tiene muchísimo más valor, pero me hacía especial ilusión conocer el D’Orsay, ya que en él se encuentra la mejor colección de pintura impresionista y del siglo XIX, una de mis épocas favoritas en la Historia del Arte.

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Interior del Museo D’Orsay

El Museo D’Orsay ocupa el edificio de una antigua estación de ferrocarril, aunque no fue hasta la década de 1970 cuando se reformó para su fin como galería de arte. El resultado es un museo fascinante por sus obras pero también por la arquitectura y la decoración.

Cruce de miradas

Un visitante cruzando la mirada con el autorretrato de Van Gogh

Como ya mencionaba arriba, su colección de arte (pintura fundamentalmente, aunque también artes decorativas y escultura) engloba el siglo XIX y parte del XX. Durante mis años en el colegio recuerdo ver en los libros de textos cuadros de Manet, Monet o Cezanne y morirme de ganas de poder verlos en directo algún día. La experiencia superó con creces mis expectativas y no pude salir del Museo más feliz.

Monet, firma

Firma de Monet en uno de sus cuadros

Pinceladas

Detalle de las pinceladas en La noche estrellada sobre el Rodano, de Van Gogh

Museo Rodin

Otro de los ejemplos de que mi viaje fue muy personal es la visita a este museo. También tenía metido entre ceja y ceja, desde la adolescencia, ver en persona esculturas de Auguste Rodin. Y qué mejor plan que visitar su propio museo en París.

Instante

Detalle de una escultura del Museo Rodin

El museo fue inaugurado a principios del siglo XX. Ocupa el espacio de un antiguo hotel del siglo XVIII, el Hôtel Biron, los jardines anexos y su capilla. En el interior del hotel se pueden ver obras muy famosas como El beso, pero para mí lo mejor está en sus jardines: El Pensador, Los burgueses de Calais, La Puerta del Infierno… La intensa lluvia estropeó bastante la visita, en la que apenas pude sacar fotografías, pero aún así valió la pena y cumplí uno de mis sueños.

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El pensador de Rodin


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Los burgueses de Calais, de Rodin

Catedral de Notre Dame y alrededores

Ésta sí es una de las visitas imprescindibles de París que cumplí. Notre Dame es una de las primeras catedrales góticas construidas y en ella se inspiraron muchas posteriores. Allí se ambienta la novela de Victor Hugo, Nuestra señora de París, y la película de Disney inspirada en sus personajes, El jorobado de Notre Dame.

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Catedral de Notre Dame junto al río Sena

La Catedral se sitúa en la Île de la Cité, una de las pequeñas islas formadas en el curso del río Sena. La entrada es gratuita pero no la visita a las torres. Al parecer vale la pena y yo tenía muchísimas ganas de subirlas, pero una vez más el tiempo lo impidió, así que me limité a conocer el interior y pasear por sus alrededores, con el Sena atravesado por el Pont Neuf, el más antiguo de la ciudad.

Gárgolas

Gárgola tras reja en el exterior de la Catedral de Notre Dame

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Interior de la Catedral de Notre Dame

A continuación se puede dar un paseo por el Barrio Latino, y así conocer el Panteón (impresionante edificio clasicista donde están enterrados franceses ilustres como Hugo o Dumas), los jardines de Luxemburgo o algunos edificios universitarios como el de la prestigiosa Universidad de la Sorbona.

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Panteón de París

Montmartre

Montmartre es una colina en la que se sitúa uno de los distritos más famosos de París. En el siglo XIX y principios del XX fue un barrio bohemio, hogar de pintores y demás artistas. Así, por ejemplo, hoy se puede visitar un museo dedicado a Dalí, ya que el pintor vivió algunos años en la capital francesa. En el punto más alto de la colina se levantó la Basílica del Sagrado Corazón (Basilique du Sacré-Cœur), templo inaugurado a principios del siglo XX. Las vistas de la ciudad desde lo alto son realmente espectaculares. Para el que no quiera subir andando por las largas escalinatas, se puede tomar un funicular. Muchos turistas aprovechan este momento para acercarse hasta el Moulin Rouge, el cabaret más famoso de París, aunque a mí no me llamaba la atención y preferí no ir.

Horizonte

Panorámica de París desde la Basílica del Sagrado Corazón

Del Arco del Triunfo al Museo del Louvre

En el Arco del Triunfo, monumento construido a principios del siglo XIX para conmemorar el triunfo de Napoléon en una de sus batallas, arrancan los Campos Elíseos, una de las avenidas más famosas del mundo, repleta de tiendas y de gran movimiento. Dicen que las mejores vistas de París se ven subiendo al Arco del Triunfo, pero no lo pude comprobar por los motivos que explicaba antes. Los Campos Elíseos, después de más de 2 kilómetros, terminan en la Plaza de la Concordia, famosa por los sucesos durante la Revolución francesa (allí, por ejemplo, fueron guillotinados los reyes Luis XVI y María Antonieta).

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Arco del Triunfo

En este punto vale la pena detenerse y ver el el Grand Palais (construido entre finales del siglo XIX y principios del XX como sala de exposiciones), el Petit Palais (actualmente Museo de Bellas Artes de la Villa de París) y el Puente de Alexandre III atravesando el Sena dirección Les Invalides, enorme complejo del siglo XVII donde está enterrado Napoléon.

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Anochecer desde el puente de Alexandre III

Pasada la Plaza de la Concordia nos encontramos con el Jardín de las Tullerías (Jardin des Tuileries), y, tras él, el Museo del Louvre. No lo visité (pecado, ya lo sé, pero era un viaje sui generis) pero sí di un paseo por sus alrededores. El museo ocupa el antiguo Palacio del Louvre, de origen medieval, aunque lo que vemos actualmente es un edificio de grandes dimensiones, dividido en varias partes, fruto de sucesivas reformas, las principales en estilo barroco en época de Luis XIV, el rey sol. Como museo fue inaugurado en el siglo XVIII, y la famosa pirámide de cristal junto a la que todos los turistas se sacan una foto agarrando el vértice (fenómeno de masas que no acabo de entender) se construyó en los años 80.

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Museo del Louvre

El Campo de Marte y la Torre Eiffel

Apunto estuve de cancelar la visita a la más que manida y explotada Torre Eiffel, ya que no me interesaba nada, pero al final acabé sucumbiendo, al pensar: ¿cómo iba a irme de París sin verla? Construida para la Exposición Universal de París de 1889, es uno de los monumentos más visitados del mundo y símbolo de Francia. No le resto mérito, ya que tiene más de 300 metros de altitud y está construida totalmente en hierro, pero, sinceramente, no me explico semejante adoración por la Torre Eiffel.

Durante la visita llovía a mares, al igual que en el Museo Rodin, por lo que fue difícil sacar fotografías y prácticamente imposible disfrutar de un paseo por el Campo de Marte (Champs de Mars), jardines situados junto a la torre.

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Torre Eiffel con lluvia intensa

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