Texto y fotografías: María Berini Pita da Veiga
Publico hoy, por fin, una entrada que llevaba muchísimo tiempo pendiente. Nada más y nada menos que dos años desde que visité la ciudad de Coimbra he tardado en sentarme a escribir sobre ella. Después de tanto tiempo, habiendo visitado muchos lugares desde entonces, es difícil plasmar todo lo aprendido, y mucho más lo es reflejar mis impresiones. Perdida la “frescura” del momento, intentaré que el lector descubra lo apasionante de una de las ciudades más importantes, patrimonialmente hablando, del vecino Portugal.
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Si hay algo que últimamente parece unirnos a los españoles (aunque esto a veces parezca misión imposible) es una admiración creciente por el país luso. Lejos parecen quedar esas viejas ideas de que Portugal es el hermano pequeño de España. Y esta superación de los prejuicios es algo digno de celebrar, ya que el patrimonio portugués es muy amplio y valioso. Quizá haya llegado el momento de poner de nuevo sobre la mesa planteamientos iberistas; aunque eso es otro asunto que hoy me desvía del tema…
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Coimbra es la ciudad universitaria de Portugal, al acoger a la institución académica más antigua del país. Muchos la comparan con nuestra Salamanca, al jugar el mismo papel en el imaginario colectivo: una ciudad patrimonial, sede de la universidad más antigua y repleta de jóvenes estudiantes. Situada entre Oporto y Lisboa, su fisonomía está marcada por el paso del río Mondego, situándose los edificios más destacados en lo alto de una colina. La panorámica de la ciudad desde el otro margen del río es espectacular y, sin duda, es la estampada que cualquier viajero guarda grabada en la memoria tras su paso por Coimbra.
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Como decía, el casco histórico de Coimbra está situado sobre una colina. Situados en el barrio bajo (la Baixa) para acceder a él, lo primero que nos encontramos son antiguas puertas de acceso a la muralla y torres defensivas, como la de la Almedina, de origen medieval. Este lugar divide la Baixa de la Alta. Si atravesamos el arco y continuamos subiendo, en el punto más alto encontraremos el monumento más destacado, la famosa Universidad de Coimbra.
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Los Maia eran una antigua familia de la Beira, siempre poco numerosa, sin ramas colaterales, sin parentela, y ahora reducida a dos varones, el amo de la casa, Afonso da Maia, hombre ya mayor, casi un matusalén, más viejo que el siglo, y su nieto Carlos, que estudiaba medicina en Coimbra.
Jose María Eça de Queirós. «Los Maia» (1888)
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LA UNIVERSIDAD DE COIMBRA
La Universidad de Coimbra goza del más alto reconomiento patrimonial, pues es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el 2013. Fue fundada en el siglo XIII por el rey Don Dinis (Dionisio I), del que he hablado en la entrada anterior por haber sido poeta en lengua galaico-portuguesa (click). Aunque los “Estudios Generales” se fundaron en Lisboa, fueron constantes los traslados entre la actual capital y Coimbra. En esta última se instala definitivamente en en el siglo XVI a iniciativa del rey Joao III.
Mi viaje a Coimbra tuvo lugar en las fechas centrales del verano, por lo que, ante el temor a aglomeraciones, decidí subir a la universidad a primerísima hora de la mañana. Gracias a esta decisión, me encontré literalmente sola en la plaza central y disfruté de la visita al interior de los edificios sin apenas gente. A la salida, cuando terminé el recorrido, las colas y las riadas de gente ya eran un hecho, por lo que recomiendo a todo el mundo madrugar para que la experiencia sea tan maravillosa como la mía.
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Los edificios más importantes de la Universidad de Coimbra están articulados a través de un patio con espectaculares vistas al río Mondego, espacio presidido por una escultura homenaje al rey Joao III. La Puerta Férrea (manierista, del siglo XVII) da acceso a este recinto y separa los edificios históricos de las demás dependencias universitarias, fruto de ampliaciones muy posteriores, como los de la época del dictador Salazar. En esta entrada me limitaré a comentar los monumentos de la plaza histórica.
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Dentro del conjunto, lo primero que llama la atención es la fachada principal con la torre de la universidad (siglo XVIII), símbolo de la institución y también de la ciudad. Sus campanas marcaban las rutinas académicas. Subiendo la escalinata junto a la portada del edificio, podremos visitar destacadas dependencias, como la Sala Grande de los Actos (también conocida como Sala dos Capelos) o la Sala del Examen Privado (donde se muestran retratos de los antiguos rectores). Hoy en día las dependencias de este edificio están destinadas mayoritariamente al rectorado de la universidad.
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Durante la visita a este conjunto histórico se puede acceder también a la capilla universitaria, conocida como Capilla de San Miguel. Proyectada en el siglo XVI, se fue construyendo a lo largo de los siglos posteriores y llama la atención por la rica ornamentación y el órgano barroco.
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Pero si una estancia hace archiconocida a la Universidad de Coimbra, ésa es la Biblioteca Joanina, una de las bibliotecas antiguas más famosas del mundo. Su construcción fue impulsada por el rey Joao V (cuyo retrato preside la gran sala) y es de un marcado estilo barroco. No está permitido hacer fotografías en ella.
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Próximo al conjunto de edificios universitarios está situado el Jardín Botánico de la Universidad de Coimbra, un buen lugar para hacer un alto en la ruta y disfrutar de variados ejemplares botánicos.
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DOS CATEDRALES
Coimbra fue sede episcopal desde los primeros siglos de la Edad Media, aunque el vestigio catedralicio más antiguo que podemos encontrar es la Catedral Vieja (Sé Velha).
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De estilo románico, ha permanecido prácticamente intacta desde su construcción en el siglo XII. En el conjunto destacan la decoración de los capiteles interiores, el claustro (siglo XIII) y la portada lateral, renacentista, al estilo italiano, conocida como Puerta Especiosa.
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Cuando en el siglo XVIII los jesuitas fueron expulsados por el Marqués de Pombal, la espaciosa iglesia que habían construido en el siglo XVI, muy próxima a la universidad, se convirtió en sede episcopal, de ahí que se le conozca como Catedral Nueva (Sé Nova). Visité este templo muy interesada en su pila bautismal, de estilo manuelino. Esta denominación hace referencia al arte desarrollado durante el reinado de Manuel I de Portugal, época de gran esplendor para el país; se trata de un gótico final que incorpora elementos ya renacentistas, equivalente al estilo plateresco en España, desarrollado en el reinado de los Reyes Católicos, coetáneos del rey portugués.
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MONASTERIOS
A pesar de su condición de ciudad universitaria, Coimbra ofrece también un interesante patrimonio monástico. Visita imprescindible es el antiguo monasterio de Santa Cruz, construido extramuros en el siglo XII.
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Lo que hoy podemos contemplar es fruto de la reforma prácticamente integral que se realizó en el siglo XVI a instancia del rey Manuel I. Maravillosa es la portada principal, obra maestra de citado estilo manuelino. Para el primer rey de Portugal, Afonso Henriques, y su hijo Sancho I se construyeron dos impresionantes sepulcros, también manuelinos, en esta misma época, aunque ambos monarcas llevaban enterrados en la iglesia desde su muerte en los siglos XII y XIII, en unos sepulcros más sencillos.
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Vale la pena acercarse a los restos del antiguo Monasterio de Santa Clara (Santa Clara-a-Velha). El paseo hasta las ruinas nos permitirá disfrutar de las impresionantes vistas de la ciudad desde el otro margen del río y conocer de paso la historia de este antiguo cenobio. Fue construido en el siglo XIII por impulso de Santa Isabel de Portugal (Doña Isabel de Aragón, esposa de Don Dinis, fue canonizada por la Iglesia católica). Su ubicación junto al río le hizo víctima de constantes inundaciones, por lo que se construyó un nuevo monasterio en un punto más alto de la ciudad (Santa Clara-a-Nova), a donde se trasladaron las monjas en el siglo XVII. Las antiguas dependencias cayeron en ruina, aunque, por suerte, fueron recuperadas recientemente y hoy podemos visitarlas.
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MUSEOS
La ciudad de Coimbra cuenta con varios museos abiertos al público. El más destacado de ellos es el Museo Nacional Machado de Castro, situado en el antiguo Palacio Episcopal.
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Se trata de un interesantísimo museo que alberga una de las colecciones más importantes de Portugal, principalmente de escultura y orfebrería. Con la entrada puede visitarse también el criptopórtico, un conjunto de galerías subterráneas de época romana, correspondientes a la ciudad de Aeminium, del siglo I d. C.
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TRADICIONES Y LEYENDAS
Una ciudad tan íntimamente ligada a la universidad nos deja infinidad de tradiciones académicas dignas de ser comentadas.
Al visitar la ciudad en verano no pude disfrutar de las famosas serenatas que cantan sus estudiantes universitarios, vestidos con las capas negras. Las más destacadas son las que tienen lugar al finalizar el curso, como la serenata monumental Fado de Coimbra, pues según reza la tradición “Coimbra tiene más encanto en la despedida”. Este cántico forma parte de la Quema de las cintas (Queima das Fitas), un evento donde los estudiantes de último año queman cintas de diferentes colores (los que representan a cada titulación universitaria) y festejan el fin de sus estudios.
Curiosa es también la existencia de las llamadas Repúblicas Estudiantiles de Coimbra, cuyo origen se remonta al siglo XIV, cuando el ya citado rey Don Dinis ordenó construir una serie de casas para albergar a los estudiantes. Hoy en día se trata de edificios muy antiguos, donde los estudiantes pueden vivir bajo condiciones económicas muy favorables, siendo lo más destacado la vida en comunidad y la toma de decisiones de forma conjunta.
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No podía dejar de referirme en esta entrada a Inés de Castro y la Quinta das Lágrimas de Coimbra. Esta joven, nacida en el siglo XIV en tierras gallegas, probablemente hija del primer señor de Monforte de Lemos, se trasladó a Coimbra para servir como doncella a la esposa del heredero al trono portugués, el infante Pedro. Al fallecer su mujer durante el parto, Inés comenzó una relación con el infante que dio fruto a cuatro hijos ilegítimos. El padre de Pedro, el rey Alfonso IV, se oponía a dicha relación, pues Portugal en aquel momento se encontraba en pleno conflicto dinástico con Castilla y no interesaba que el infante se casase con una mujer castellana; así se evitaba cualquier riesgo de anexión del reino de Portugal a Castilla. Inés de Castro fue asesinada en la Quinta das Lágrimas a causa de un complot consentido por el rey Alfonso IV. Este suceso supuso la separación emocional del padre y el hijo. Cuando Pedro fue coronado rey, con el título de Pedro I de Portugal, se vengó terriblemente de los instigadores del crimen y, confesando un supuesto matrimonio encubierto con ella, la proclamó póstumamente reina de Portugal. Recibió sepultura con todos los honores en el monasterio cisterciense de Alcobaça. La visita a la Quinta das Lágrimas no pude realizarla, así que quedará para una segunda estancia en la ciudad, pues siento tanta admiración por nuestro país vecino y su patrimonio, que estoy segura de que algún día volveré.
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Los jóvenes letrados arribaban de Coimbra, trémulos de elocuencia.
Jose María Eça de Queirós. «Los Maia» (1888)
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