
Texto: María Berini Pita da Veiga
Fotografías: base de datos de los museos referenciados
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Soy consciente de que antes de colgar una entrada como ésta, debería publicar las correspondientes a todos los viajes que realicé durante mi año de ausencia bloguera, pero últimamente tengo debilidad por este tipo de artículos, los que reflejan fielmente el espíritu de este blog, haciendo de la Historia del Arte y de los viajes un único todo. Así que aprovecho el confinamiento forzoso que estamos viviendo a causa del coronavirus para publicar la segunda parte de una serie que inicié allá por el 2017, titulada “Cuadros de Sorolla que nos trasladan a lugares emblemáticos de España y donde encontrarlos”. La intención de esta serie no era otra que recorrer importantes puntos de nuestro país gracias a las obras del famoso pintor valenciano.
En la primera parte de la serie (click aquí para leerla), explicaba muy brevemente que Joaquín Sorolla fue un pintor que gozó de gran éxito en vida, el cual, a causa de los múltiples encargos que recibió (como el ambicioso proyecto hispanista de Mister Archer Milton para la Hispanic Society de Nueva York), se vió embarcado en multitud de viajes por nuestro país. Viajes en los que recorrió los más interesantes lugares de España, en razón de su patrimonio, tanto histórico y artístico como también etnográfico. Después de aquella entrada donde pudimos observar como el pintor valenciano plasmó en sus lienzos la ciudad de Ávila, Toledo o Granada, entre otras, es momento ahora de recorrer otros puntos de nuestra geografía a través de este humilde viaje cibernético.
La mayor parte de las obras pertenecen a los fondos del Museo Sorolla de Madrid, instalado en el palacete que él mismo diseñó para servir de taller y residencia familiar. Podéis leer la entrada que le dediqué al museo madrileño siguiendo este enlace (click).
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Autorretrato con fondo de mar (1909)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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POR EL NORTE DE ESPAÑA
Quizá menos conocidas que las estampas de las grandes ciudades Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que acabo de citar, son sus representaciones de los paisajes del norte de España: imágenes del San Sebastián de principios de siglo, con sus famosas playas; el siempre verde paisaje de la provincia de Guipuzcoa; o los bellos rincones naturales de Asturias.
La familia Sorolla pasa los veranos en las playas donostiarras, y, fruto de esas estancias estivales (sabemos que, al menos, lo hicieron en los años 1912, 1914, 1917 y 1918) pinta una buena variedad de obras, desde cuadros en formatos tradicionales hasta sus pequeños “apuntes”, fundamentalmente de escenas en la costa, pero también de los paisajes de la provincia. Las pinturas asturianas, sin embargo, son consecuencias de tres viajes puntuales al Principado, en 1901, 1903 y 1904.
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Sol y mar (1912)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo de San Telmo, San Sebastián
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Rompeolas, San Sebastián (1917)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Carmen Thyssen, Málaga
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San Sebastián (1900)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Paisaje de Guipuzcoa (1911)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Caserío de Asturias (1902-1904)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Paisaje de Muros de Pravia (1904)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Paisaje asturiano (1903)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo de Brooklyn, Nueva York
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PATRIMONIO ARTÍSTICO CASTELLANO
Muy famosos son los retratos de las gentes castellanas, toda una lección de etnografía, pero Sorolla también retrató su patrimonio. A las estampas de Ávila o el Castillo de la Mota añadimos ahora la magnífica Catedral de León o una panorámica de la ciudad de Segovia, con sus murallas medievales. Entre los años 1906 y 1912 tuvieron lugar los viajes de Sorolla por tierras castellanas, fruto de los cuales salieron las obras citadas hasta ahora.
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Interior de la Catedral de León (1903)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Murallas de Segovia (1906)
Joaquín Sorolla y Bastida
Colección particular
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ESTAMPAS MADRILEÑAS
Para mí ha sido toda una sorpresa descubrir algunos rincones de la Comunidad de Madrid a través de los pinceles del pintor valenciano: paisajes en El Pardo, incluídas las montañas del Guadarrama, o el famoso embarcadero en el Parque del Retiro, en plena urbe. No son de extrañar estas obras, teniendo en cuenta que el pintor fijó definitivamente su residencia en la capital en el año 1890, y en estas mismas tierras murió, en el año 1923, concretamente en el municipio de Cercedilla, donde la familia contaba con una propiedad de recreo.
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El arcoiris, El Pardo (1907)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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El Guadarrama desde la angorilla (1906-1907)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Vista del emarcadero del Parque del Retiro (1882)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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DE VUELTA AL SUR DE ESPAÑA
Si en la primera entrada de la serie conocíamos la Granada más patrimonial, en esta podemos ver los maravillosos paisajes de Sierra Nevada. También algunos rincones del Alcázar de Sevilla, un escenario del que Sorolla se sacó un buen número de obras. Siguiendo las fuentes del Museo Sorolla de Madrid, el pintor se desplazó a la capital andaluza en 1908 para retratar a la reina Victoria Eugenia, pero quedó tan prendado de los jardines del Alcázar, que se convertirían en punto de arranque de una nueva pintura dentro de la carrera del autor, la pintura de jardines. Esta fuente también señala que los jardines del palacio sevillano le sirvieron de inspiración a la hora de diseñar los exteriores de su palacete madrileño.
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Sierra Nevada en otoño (1909)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Sierra Nevada en invierno (1910)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Fuente del Alcázar de Sevilla (1908)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Rincón del grutesco del Alcázar de Sevilla (1910)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Patio de las danzas, Alcázar de Sevilla (1910)
Joaquín Sorolla y Bastida
Getty Museum, Los Ángeles
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Jardín, boceto (1909)
Joaquín Sorolla y Bastida
Hispanic Society of America, Nueva York
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IBIZA, JOYA DEL MEDITERRÁNEO
Curiosa es esta obra, perteneciente a una colección particular, la cual muestra todo el esplendor de la Dalt Vila, la parte más alta de la ciudad de Ibiza, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El pintor visitó la isla durante un breve período de tiempo en el año 1919, a donde prometió volver después de quedar gratamente sorprendido por la belleza de sus paisajes, pero en 1920 sufrió una hemiplejía que puso fin a su carrera, falleciendo tres años después del horrible suceso, en 1923, como ya he señalado.
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Vista de Ibiza (1919)
Joaquín Sorolla y Bastida
Colección particular
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Joaquín Sorolla, pintor infatigable durante los años de su carrera, dejó un gran legado pictórico. Amplio margen existe todavía para que esta serie pueda tener una tercera parte.
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Autorretrato (1904)
Joaquín Sorolla y Bastida
Museo Sorolla, Madrid
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Catálogo Museo Sorolla de Madrid
Hispanic Society of America, Nueva York
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